Dos movilizaciones producidas en las últimas semanas dan cuenta de la reaparición en la vida pública mexicana del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que reafirma su posición de no permitir “más sufrimiento y más pobreza para los indígenas”.
La primera de éstas se dio el pasado 21 de diciembre cuando cerca de 40 mil personas entre miembros y simpatizantes del EZLN caminaron en silencio por cuatro ciudades de Chiapas en conmemoración de los 15 años de la matanza de 45 personas en la comunidad de la etnia tzotzil de Acteal.
De este modo el EZLN rompió el silencio en el que permanecía desde 2010, cuando inició un proceso de organización interna en sus comunidades, lo que los llevó a mantenerse ocultos en las montañas de Chiapas, uno de los estados más pobres del país y con mayoría indígena.
El segundo hito que da cuenta de la reaparición del movimiento revolucionario se desarrolló apenas iniciado el nuevo año cuando milicianos y adherentes al grupo rebelde celebraron el 19 aniversario del alzamiento armado indígena en Chiapas donde el EZLN le declaró la guerra al PRI.
Desde las primeras horas del lunes, miles de hombres, mujeres y niños salieron de sus comunidades para concentrarse en los “Aguascalientes”, centros político-culturales distribuidos en los municipios de San Andrés Larráinzar, Las Margaritas, Ocosingo, Altamirano, Ocosingo y Palenque.
Pero además de las movilizaciones, reacciones como la de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados advierten del impacto que podría tener la reaparición del movimiento guerrillero sobre el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuyo asunción marca el regreso del PRI al poder.
Carlos de Jesús Alejandro, secretario de la citada comisión, urgió por esto al Congreso de la Unión la integración e Instalación de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) para retomar el diálogo con el EZLN, que acaba de anunciar se unirá a movimientos de oposición.
“O reincide en la política contrainsurgente (…) o reconoce y cumple sus compromisos, elevando a rango constitucional los derechos y la cultura indígenas, tal como lo establecen los llamados `Acuerdos de San Andrés´ firmados por el gobierno en 1996”, advierte un comunicado firmado por el subcomandante Marcos, líder del EZLN.
En este mismo documento con fecha 30 de diciembre de 2012, la cara más visible del movimiento asegura que el mismo no solo ha sobrevivido al paso de los años sino que fortaleció su trabajo colectivo en las comunidades donde tiene presencia.
A las propuestas de prestar atención a las demandas del movimiento rebelde se sumó recientemente la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), grupo cuestionado por el EZLN por considerar que fue uno de los partidos que “hicieron todo lo posible por destruirnos”.
Como se recuerda el 1 de enero de 1994 indígenas del EZLN tomaron las cabeceras municipales de San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Altamirano, Las Margaritas y Palenque para declarar la guerra al gobierno mexicano.
Así también se inició una lucha por condiciones equitativas de trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Al mes de ocurrido el hecho los rebeldes dejaron la armas e iniciaron el diálogo.
Las conversaciones de paz entre gobierno y movimiento rebelde se rompieron en febrero de 1996.
En estos momento tal como lo explica en su comunicado el Comité Clandestino Revolucionario Indígena el EZLN se concentra en consolidar su pertenencia al Congreso Nacional Indígena así como a retomar el contacto con los adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.
Tiene previsto además construir los “puentes necesarios con los movimientos sociales que han surgido y surgirán”.
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