Por Jonathan Hurtado, em Servindi
Servindi, 26 de julio, 2014.- Petroperú debe una serie de explicaciones por el derrame ocurrido en la quebrada de Cuninico el pasado mes de junio. A estas alturas, por ejemplo, debería tener claro cuánto petróleo fue lo que se derramó y cuánta es la población realmente afectada.
Sin embargo, lo único de lo que parecen estar seguros sus funcionarios, o eso es al menos lo que buscan hacer creer a la población, es de que la responsabilidad por los hechos no es completamente suya.
La quebrada y la comunidad de Cuninico se ubican en el distrito de Urarinas, en la provincia y región de Loreto. La versión de la empresa estatal ha sido, hasta hace tres días, que el derrame en el tramo del oleoducto nor peruano que cruza la quebrada se produjo el 30 de junio.
Según un comunicado emitido por su oficina de prensa el 21 de julio, la presencia de su personal en el lugar de la fuga fue inmediata “a pesar del difícil acceso, las malas condiciones climáticas y lo agreste de la zona”.
Lo cierto es que la presencia del personal de Petroperú en esta parte de la amazonía no fue tan rauda como declara. Primero porque el derrame no se produjo el 30 de junio sino mucho antes; y segundo porque no fueron sus trabajadores los que reportaron el mismo sino los nativos de la zona.
Alfonso López, presidente de la asociación de indígenas kukama Acodecospat, calcula que la fuga de crudo tuvo su origen por lo menos una semana antes.
Esta versión fue ratificada por la directiva de Petroperú en una conferencia de prensa el miércoles 23. Los funcionarios llegaron incluso a afirmar que mucho antes del 30 ya habían notado la “diferencia de presión” en el oleoducto, lo que era indicativo de una posible fuga.
Según los mismos esto los llevó a suspender el traslado del crudo desde el 22 de junio hasta el 12 de julio. En este punto no existe claridad. Si se suspendió el tránsito el 22, entonces cuándo fue realmente que ocurrió el derrame y de cuántos barriles se trató.
Sobre este último punto Petroperú también estaría ocultando información. Según lo sostenido por sus funcionarios, lo derramado en la quebrada Cuninico sería alrededor de dos mil barriles.
Para los nativos, cada vez más acostumbrados a ver cómo el crudo baña sus territorios, esa cifra no reflejaría la realidad.
En diálogo con Servindi, López señaló que según cálculos hechos por los propios nativos lo derramado tranquilamente supera los 10 o 15 mil barriles.
“Nosotros entendemos que cuando el oleoducto se rompe veinticuatro horas, no se derrama solamente 2 mil barriles de petróleo, es mucho más”, señala.
Pero uno de los aspecto que más atención concitó es la contratación de nativos menores de edad para los trabajos de limpieza en la zona afectada. Un reportaje del programa “Panorama” de Panamericana TV presentó la noticia causando bastante revuelo.
Esta situación ha llevado a que defensores de derechos humanos comparen lo ocurrido con los menores y en general con los nativos contratados, con lo que pasó en Choropampa, en Cajamarca, hace más de 10 años.
La respuesta de Petroperú ante la denuncia de Panorama fue la de responsabilizar por los hechos a las empresas con las que terceriza.
Cansados de cómo Petroperú viene tratando el tema, los apus de tres comunidades afectadas por el derrame, porque no es solo Cuninico, se estima que son por lo menos seis, ofrecieron una conferencia de prensa el jueves 24 de julio.
Galoc Vásquez, apu de Cuninico, denunció que la ayuda que está llevando el Gobierno a la zona es insuficiente.
Alfonso López precisó que a la comunidad de Cuninico han hecho llegar una tonelada de arroz para 500 personas con el aviso de que esta cantidad es para una semana.
Llamó la atención asimismo sobre la necesidad de otro tipo de alimentos. “El Estado y las autoridades no entienden que nosotros comemos pescado, la base de la alimentación del pueblo Kukama es el pescado”, reclamó.
Ante todo lo citado caben varias preguntas, una de ellas tiene que ver con lo dicho por el ministro de Energía y Minas, Eleodoro Mayorga. Según el funcionario, diez días tomará limpiar el crudo derramado. El anuncio lo hizo el 21 de julio.
¿Es acaso posible cumplir con este ofrecimiento cuando no existe consenso sobre la magnitud del daño? ¿No se está jugando con las expectativas de las comunidades al hacer este tipo de anuncios? ¿La empresa ya tiene identificado la causa del derrame?
Casi un mes ha transcurrido desde que se conoció la noticia y lo que va quedando medianamente claro es que la empresa del Estado seguirá buscando la manera de desmarcarse de su responsabilidad.
Por lo pronto viene insinuando que la rotura del oleoducto pudo haber sido provocado y que actualmente se encuentra investigando.
Al respecto López sostuvo el miércoles en Iquitos: “¿Qué lógica tiene que los hermanos rompan ductos si después no van a poder tomar agua o consumir sus especies contaminadas con petróleo?”.
Un día después se designó la nueva directiva de Petroperú. La noticia que supuestamente debió generar expectativas en las comunidades afectadas no lo hizo. Para los nativos el cambio simplemente es garantía de nada.
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Agradecemos por las imágenes a Roxana Fernández Licla de Pro y Contra.