En los pueblos originarios y en la participación ciudadana, la respuesta a la crisis del agua en el DF

1422626_271318426372541_5747408681628206764_n-391x270El modelo actual que rige en la ciudad de México beneficia a los grandescapitales, que a través de tubos, presas y gastos energéticos obtienen altas ganancias por las obras, pero rompen con el ciclo vital del agua

México, D.F. El pueblo de San Bartolo Ameyalco, que el pasado 21 de mayo fue el epicentro de hechos violentos perpetrados por más de mil policías en un operativo para imponer a los habitantes el proyecto hídrico de la delegación Álvaro Obregón, es un claro ejemplo de cómo las leyes en la capital del país están hechas para quitarle el agua a las comunidades y colonias y dársela a unos cuantos, denuncia Helena Caeri Baca, integrante del colectivo El tendedero del agua,

En la Ciudad de México hay una crisis en el sistema de agua y eso se representa en su modelo actual de extracción, explica el académico Pedro Moctezuma, integrante de la campaña nacional Agua para Todos, Agua para la Vida”. Actualmente, indica, “se tiran 800 millones de metros cúbicos de agua lluvia fuera de la cuenca, mientras que el 18 por ciento de la población no recibe agua todos los días”.

De acuerdo a información de la campaña, si bien la media per cápita de consumo es de 314 litros por habitante, el 77 por ciento de la población del DF consume menos de 150 litros por día.

En lugares como Iztapalapa, que dispone de una sexta parte del agua por persona de lo que se consume por habitante en la delegación Cuajimalpa, se tienen condiciones graves de contaminación del agua. “Algunos vecinos advierten que les han salido gusanos del agua; mientras que en otros lugares de la ciudad el servicio del agua es perfecto”, señala Tania Gutiérrez, de la organización El tendedero de agua, con lo que se pone en evidencia la desigualdad en la distribución en cantidad y calidad.

El modelo actual que rige en la ciudad de México beneficia a unos pocos grandes capitales, que a través de tubos, presas y gastos energéticos obtienen altas ganancias por las obras, pero rompen con el ciclo vital del agua y ocasionan graves daños ambientales y sociales en los pueblos originarios que aún habitan el Valle de México, explica Pedro Moctezuma,

El académico revela que hay dos iniciativas de ley a nivel federal, una de ellas impulsada por el actual director de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), David Korenfeld, que busca beneficiar a los grandes inversionistas, con los transvases u obras hidráulicas, y hacer posible el fracking, técnica que posibilita incrementar la extracción de gas y petróleo, expone Moctezuma Barragán.

El ejecutivo federal presentó las leyes secundarias de energía como leyes de vanguardia, pero estas leyes priorizan el agua para las inversiones energéticas, explica Moctezuma Barragán.

En la Ciudad de México, anota, “se ha querido imponer una ley que busca profundizar el tema de gestión actual y que el sistema de aguas siga subsidiado”. Aquí los contratos están en manos de empresas principalmente transnacionales, que actúan con prestanombres. Por ejemplo, la trasnacional francesa Vivendi-Veolia, que opera en 77 países; Industriales del Agua de la Ciudad de México, filial en México asociada al Grupo Peñoles, de la trasnacional Suez, empresa francesa cuyo incumplimiento y malas cuentas han provocado la remunicipalización del agua en Buenos Aires, Argentina y en Montevideo, Uruguay.

Esta ley, refiere Moctezuma, volvería el sistema de aguas de la ciudad un ente autónomo, lo que significa que tendrá libertad de diseñar, planear la operación, mantenimiento e incluso la evaluación del manejo de aguas y se convertiría en una entidad totalmente centralizada, ya que en el D.F no hay municipios, por lo que todas las funciones de juez las tendría el director del sistema de aguas.

“Para corregir esta situación, estamos cuestionando el modelo gubernamental para la gestión del agua. Los ciudadanos organizados en diferentes espacios generamos una propuesta de ley general del agua, que cumple con el mandato de la participación ciudadana, tales como organismos ciudadanizados para la gestión del agua, una contraloría ciudadana, además de poner un freno a las megaobras a través de dictámenes de impacto ambiental y la elaboración desde abajo de planes rectores para las cuencas del país”, manifiesta Pedro Moctezuma.

La campaña Agua para Todos, Agua para la Vida, surgió hace aproximadamente dos años, con la participación de diferentes sectores de la sociedad a nivel nacional. La iniciativa, explica Helena Caeri, “ha generado que nos hermanemos más desde las colonias y diferentes organizaciones a nivel local, nacional e internacional, que también están luchando desde sus comunidades contra megaproyectos como las presas, las minerías y contra las leyes que buscan privatizar el agua”.

La campaña, explica Moctezuma, ha recuperado en la ciudad las experiencias de las comunidades en el manejo comunitario del agua, y también en cómo solucionar los problemas de escases, sequía, inundaciones y grietas (en el oriente de la ciudad las inundaciones han ocasionado daños hasta en 14 mil viviendas). Se está trabajando en planes hídricos, obras comunitarias y propuestas diversas como el lago Tláhuac-Xico, en el suroeste de la ciudad de México, que garantizaría el abastecimiento del oriente de la zona metropolitana y que fue aprobado por el Consejo de Cuenca del Valle de México.

Este proyecto de habilitación, señala la Campaña, es prioritario porque por medio de la captación de aguas pluviales se podría abastecer de agua potable a delegaciones como Iztapalala, Milpa Alta o Tláhuac, se podrían prevenir inundaciones y ayudaría a conservar humedales y chinampas. La superficie del lago Tláhuac-Xico es de aproximadamente 500 hectáreas y está ubicado arriba de las colonias del Valle del Chalco.

En el oriente de la Ciudad de México hay muchas afectaciones en el servicio del agua, añade Moctezuma Barragán, y resalta que hay un desprecio por los sistemas comunitarios que están sobre todo en cuencas altas. Agrega que los hechos de San Bartolo de Ameyalco, demuestran el afán de que se respete a los pueblos originarios y el derecho a la participación ciudadana. La fuerte represión contra esta comunidad, indica, muestra el manejo autoritario que tiende a la expulsión de los habitantes de estas comunidades.

En el movimiento Agua para Todos Agua para la Vida confluyen muchas comunidades de Iztapalapa, Milpa Alta, Magdalena Contreras, Tlalpan, que coinciden en que en la propuesta ciudadana se priorice a los pueblos originarios.

Moctezuma Barragán describe el movimiento como un proceso embrionario, en el que la organización de jóvenes, estudiantes, gente de los barrios, colonias y la vinculación de viejas organizaciones urbano populares, campesinas y de comunidades ejidales de base, han permitido que las movilizaciones sean cada vez mayores y que se haya logrado frenar la aprobación de la ley: “la iban aprobar hace quince días y aparentemente está congelada por el momento”.

Los pueblos originarios que aún quedan en el Valle de México, explica Tania Gutiérrez, se enfrentan al despojo de sus tierras y por lo tanto de su agua. “Nos estamos enfrentando a las transnacionales, pues los gobiernos buscan que vender y exploran a ver qué hay. Ahora están con algo que no habían tocado tan a fondo, que es el agua, aunque quieren tapar las intenciones reales de estos proyectos”.

Helena Caeri concluye que continuarán con foros comunitarios para difundir la propuesta de solución a la problemática del agua desde los principios de las comunidades., con iniciativas de cómo lograr captar el agua y conservarla manteniendo sus usos y costumbres; el rescate de canales, la propuesta de una planta de aguas residuales en el sur, iniciativas para baños secos y ahorradores de agua.

 

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