Estambul, (EFE).- Una marcha reivindicativa de miles de mujeres hasta la plaza Taksim de Estambul subrayó hoy su papel en la revuelta turca que desde hace una semana tiene en jaque al Gobierno del islamista moderado Recep Tayyip Erdogan.
Los eslóganes mezclaban la reivindicación con el humor: “Corre, Tayyip, que vienen las mujeres” o “Cállate, Tayyip, que ahora hablan las mujeres”. O, incluso, alusiones a la petición de Erdogan de que cada mujer debe tener al menos tres hijos: “¿De veras quieres que tenga tres hijas y salgan como yo?”
“La gente está enfadada con el primer ministro, pero las mujeres están más enfadadas aún, porque desde hace diez años son el blanco de ataque de todos sus discursos, como cuando quiso prohibir el aborto”, asegura Asli Goymen, secretaria de redacción en una revista y una de las manifestantes hoy.
Se queja de que el actual Gobierno no ha hecho nada para atajar el acoso a las mujeres en el espacio laboral y que “la realidad es peor aún que las leyes”. “En la oficina tienes que ir ‘decente’, muy seria, más vale no reirse en voz alta si quieres que te respeten”, lamenta.
Pero en el parque Gezi, origen de la oleada de protestas, todo es diferente, y las chicas pueden vestir, bailar y reír como quieren. “Esto es el inicio de una nueva era”, asegura Asli.
También es un espacio de pedagogía, como muestran las pegatinas con la frase “No al acoso” en los árboles. “Mucha gente que viene aquí nunca ha escuchado a las feministas, no se han planteado lo que significa el acoso, lo que es ser una mujer en un espacio público, pero espero que aprendan. Aquí estamos nosotras para convertir el respeto en algo normal”, dice.
Casi la misma opinión la tiene Yagmur Demir, 26 años, ingeniera química recién graduada. “Las mujeres formamos parte de esto como siempre hemos formado parte de todas las manifestaciones; hay un movimiento femenino muy fuerte en Turquía”, recuerda.
“Estamos cada día más enfadadas por las políticas del Gobierno respecto a nuestro cuerpo, como con el intento de reforma de la ley del aborto, y la imposición de un modelo de familia basado en el concepto tradicional de ‘honor'”, denuncia la joven.
Pero las mujeres también trabajan contra el sexismo dentro del propio movimiento e incluso una comisión se ha dedicado a tapar los numerosos insultos a Erdogan que utilizan estereotipos sexistas.
En una carpa feminista, uno de los numerosos tenderetes de movimientos sociales que salpican el parque Gezi, convertido en un inmenso espacio de talleres y encuentros asamblearios, hay incluso citas para “crear y compartir nuevas palabrotas”.
Deniz, una joven ecologista que además es voluntaria en una asociación de apoyo a mujeres víctimas de la violencia, también insiste en la necesidad de mantener Taksim libre de sexismo.
“Tenemos la experiencia de Tahrir (en El Cairo), donde las mujeres acabaron sufriendo severos abusos y no hay que dejar que ocurra aquí”, señala. “Hemos tenido algunas pocas quejas y, claro, no podemos llamar a la policía (que desde hace una semana no se acerca a Taksim) de manera que organizamos talleres para que las mujeres aprendan cómo defenderse contra el acoso, cómo exponer al agresor”, detalla.
De todas formas, no es frecuente: “Llevo una semana metiéndome en una muchedumbre increíble en Taksim y no he sufrido nada de acoso, cuando normalmente me pasa cada dos por tres al salir de casa”, afirma Günes, psicóloga de 30 años.
Deniz recuerda que las mujeres llevan años luchando en la calle contra las políticas del Gobierno que intentan restringir los derechos al control de natalidad y cree que las protestas en Taksim no hacen más que reflejar ese combate.
Pero el Ejecutivo no es el único enemigo, señala: “Lucharemos también contra los hombres que acosan y la dimisión de Erdogan no es una prioridad, sino que cambien las políticas. Queremos un ministerio de la Mujer y la Igualdad, y no uno de Mujer, Familia y Asuntos Sociales, como ahora”.
Pero la revuelta ha dado más poder a las mujeres, al menos en el nivel psicológico, cree. “Durante las protestas, las mujeres salen pasada la medianoche, sin necesidad de ningún acompañante masculino, se sienten fuertes, porque saben que hay más mujeres, que nos ayudaremos mutuamente. “Saben que ahora, en Taksim estamos las mujeres”, concluye.
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Compartilhada por Gleice Oliveira.