El Consejo Indigenista Misionero (CIMI) denuncia con indignación y perplejidad el ataque ocurrido el viernes 10 de agosto en contra la comunidad indígena Guaraní Kaiowá de Arroio Korá, municipio de Paranhos, Mato Grosso do Sul (Centro-Oeste de Brasil). Una niña indígena de dos años llamada Geni Centuriao murió el lunes 13, después de pasar hambre y miedo. Además un indígena sigue desaparecido después de un episodio más de violencia contra los indígenas Guaraní Kaiowá.
Un portavoz del Ministerio de Salud, a través de la Secretaría Especial de Salud Indígena (Sesai), no informó de las causas de la muerte de la niña, sólo afirmó que “un antropólogo fue enviado a la zona de conflicto”. Según los indígenas, el fuego, la falta de acceso a los alimentos, el miedo y el hambre han matado a la pequeña Guaraní Kaiowá. Los pistoleros quemaron los alimentos y estuvieron disparando contra la población durante horas, recargando sus armas con municiones traidas por hombres armados en camionetas. La población, incluyendo 120 niños, estuvo cercada durante horas en medio de una desesperada situación de opresión, tiroteos, amenazas y gritos de hambre.
Nada parece impedir los instintos asesinos de los invasores de tierras indígenas. Hace nueve meses la comunidad Guaivyry fue atacada por hombres armados que dispararon contra el cacique Gomes Nisio, llevándose su cuerpo. Veinte personas fueron detenidas por la policía federal acusadas de participar en el ataque y de la desaparición del cacique. Entre los detenidos había seis hacendados y el presidente del Sindicato Rural de Aral Moreira.
La forma de actuar de los hombres armados en Arroio Korá no era muy diferente. Después de retomar parte del territorio de ocupación tradicional como un reivindicación por un avance en el proceso de garantía de la ocupación de la tierra y en contra de la Ordenanza 303 de la Procuraduría General de la Unión (AGU), cerca de 400 indígenas fueron atacados por hombres armados en la región fronteriza con Paraguay. Como medida de defensa, los Guaraní Kaiowá se dispersaron con sus niños y ancianos por el monte. Sin embargo, uno de ellos, Eduardo Pires, se quedó detrás y fue capturado por los hombres armados.
La situación de Arroio Korá es un ejemplo perfecto de la negación de derechos territoriales en Mato Grosso do Sul, además de la incapacidad del gobierno federal hacer cumplir la Constitución y de las promesas que ha hecho a las comunidades en cuanto a la finalización de los procesos de demarcación, además de la expulsión de invasores en estas tierras.
El territorio Arroio Korá fue aprobado el 21 de diciembre de 2009 con 7.176 hectáreas. En la actualidad los indígenas ocupan menos de 700 hectáreas. Las haciendas Liane y Campina, palco del espectáculo de la violencia, hacen parte de la tierra aprobada. La justificación de los invasores es que una orden emitida por el Tribunal Supremo Federal (STF) les legitima las ‘propiedades’.
Una vez más el intento de confundir a la opinión pública es el arma utilizada por ruralistas: el total acordado, sólo 184 hectáreas fueron suspendidos por la orden dada por el ministro Gilmar Mendes ocho días después de la aprobación, rompiendo así la tradición de la Corte Suprema de Justicia de no tomar tales decisiones en el período de receso.
Por lo tanto, nada impide que la Funai promueva la retirada de los no-indígenas del resto de la zona y volver a las tierras de las comunidades históricamente saqueadas por los hacendados de la región. Por qué no lo hace? Porque el gobierno federal está aliado con los invasores y sigue con el decreto de exterminio contra los pueblos indígenas de Brasil. La Funai, en ese contexto, es desidrata de su principal función que es la protección de las personas, y poner en condición de ‘cadáver insepulto’. Un verdadero crimen de derechos humanos y la ilegalidad.
Los indígenas reivindican, y aquí reforzarmos sus demandas, que el gobierno federal envíe destacamentos de la Policía Federal y la Fuerza Nacional para garantizar la seguridad en el lugar, acompañando a la comunidad, pues la inminencia de nuevos ataques es real. Además pide que se establezcan equipos de búsqueda del indígena Eduardo Pires. Por último, que la Funai presente un plan de emergencia para la expulsión de los no-indígenas invasores de Arroio Korá, tierra de los Guaraní Kaiowá.
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Compartilhada por Lúcia Carneiro Guarani-Kaiowá.