Redacción MásQmenos, El Telégrafo
Usted ha planteado conceptualmente que el ecosocialismo es una alternativa estratégica para contrarrestar la crisis planetaria, en términos ambientales qué estamos viviendo, ¿a qué se refiere con esa categoría?
Considero que el ecosocialismo es un campo relativamente nuevo dentro de la economía y de la ecología política, que tiene dos aportes. El primero es una lectura desde el marxismo, desde la sociedad a partir de la división de las clases sociales; una lectura sobre la explotación, tanto de la clase trabajadora como de los recursos de la naturaleza. El segundo y más reciente es el de la ecología política, es decir, a partir de la explotación de la naturaleza, entender que no se trata únicamente de criticar el modo de producción capitalista, sino también a sus valores.
¿Qué valores?
Al valor de la competencia, del individualismo, de la supremacía de la especie humana sobre las demás especies. El consumismo y la productividad que están profundamente ligados entre sí. Hay una falsa idea de que se puede explotar de forma ilimitada a la naturaleza, ya que la satisfacción personal se da por la adquisición de bienes materiales que provienen de ella.
¿Cómo se evidencia esta crisis de valores en la actualidad?
Rompimos la capacidad regeneradora de la tierra con el sistema capitalista. Desde 1980 hasta la actualidad, hemos presionado más la capacidad suministradora de la naturaleza en comparación con su capacidad regeneradora. Entonces, el proceso de agotamiento es muy rápido. Hoy vivimos lo que algunos expertos en el tema llaman “señales de crisis planetaria”: calentamiento global, contaminación, extinción de especies, escasez de agua y ruptura de la capacidad regenerativa del entorno natural.
¿Entonces, la crisis se basa en el “irracional” comportamiento humano?
Esos valores de la civilización capitalista están ligados a un modo de producción basado en la propiedad privada, explotación ilimitada de recursos naturales, desigualdad social y también en el modo de vida de consumo actual, que se cimenta en el individualismo y la competencia. Todo eso llevó a la humanidad a una encrucijada, en el sentido de que si no hay un cambio profundo de esas relaciones, llegaremos a la barbarie, lo que de hecho, ya está pasando.
¿Cómo se manifiesta la barbarie?
En varios países existen lo que llamamos “refugiados ambientales”, que son las personas que ha tenido que salir de su morada por fenómenos naturales provocados. El ser humano se transformó en una fuerza mayor a la de la naturaleza, tanto así, que los científicos señalan que vivimos en el antropocentrismo. Es decir, en una nueva era geológica en la que las transformaciones no se dan por los fenómenos de la naturaleza, como en la era glacial, sino por las acciones humanas. Entonces, el ecosocialismo aparece como una crítica doble al sistema capitalista y, por lo tanto, no cree que quien generó la crisis vaya a superarla.
¿El ecosocialismo empataría con propuestas como la de la economía verde, que plantea una relación amigable entre el ambiente y las formas de producción capitalistas?
No creemos en la economía verde, ni en el mercado de emisiones de CO2, pues son estrategias del capitalismo verde. Por ejemplo, del documental Una verdad incómoda, del ex candidato a la Presidencia de los EE. UU. Al Gore, casi la mitad es correcta, es decir, el diagnóstico que se hace de la crisis planetaria, pero las salidas que presentan están dentro de la lógica capitalista.
¿Cuáles son las críticas que se generan al sistema clásico del socialismo, que de alguna manera no consideró el agotamiento de los recursos naturales?
También hacemos una crítica al socialismo, que acabó asumiendo algunos valores del capitalismo de naturaleza productivista. Creían que lo único que se debía cambiar es el modo de producción y dirección del Estado, sin hacer una reforma profunda del propio aparato de producción en lo referente a la generación de energía, minería o sector petrolero. Por eso algunos gobiernos acabaron siendo seducidos por la misma visión del desarrollo occidental.
Además, nuestra crítica es doble, porque el socialismo, que tenía una expresión grande en la antigua Unión Soviética, poseía una matriz autoritaria y poco democrática.
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Enviada por Rodrigos de Medeiros Silva para Combate Racismo Ambiental.