El Inti Raymi o fiesta del Sol, era la fiesta más importante del Imperio del Tahuantinsuyo. Durante la misma, el propio Inca, los sabios mayores, y el pueblo, en su totalidad agradecían al sol y le pedían su gracia para la fecundación de la tierra y la buena cosecha.
El Machaq Mara del pueblo aymara, que también se celebra en esta fecha, conlleva el ayuno para la purificación del alma, las ofrendas a la madre tierra y los ancestros, la observación de las estrellas y la celebración comunitaria, siendo un período profundamente espiritual y religioso.
El We Tripantu mapuche es un período sagrado, correspondiente a la época más fría del año, en el que el Mapu (tierra) es limpiado con el agua que envía Ngenechén (Dios) a través del Ngen-ko (el espíritu del agua), debiéndose realizar la limpieza comunitaria de canales y desmontes.
Para los mayas, en cambio, el 25 de julio es el “Día Fuera del Tiempo”, aquel que no es día, el número 365, que marca el inicio de su calendario de 13 lunas (meses) y 28 días y es dedicado a la reflexión y preparación del nuevo ciclo (año).
Para los pueblos indígenas la dualidad de la luna y el sol marcan los ciclos del tiempo y la vida, en íntima renovación con la tierra. Preparémonos para el año nuevo indígena con renovada esperanza hacia el futuro de nuestros pueblos.
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