El asesinato a mansalva de Martin, es uno de los tantos que ocurren diariamente a jóvenes negros (y a otros jóvenes con piel más oscura, ya sean de Latinoamérica o del Oriente Medio), por la política racista que impera en Estados Unidos.
Estados Unidos. En febrero de 2012 Trayvon Martin, un joven negro de 17 años, fue asesinado de un tiro por George Zimmerman, de 28 años, quien, como tantos en Estados Unidos, estaba armado. Tardarían 44 días antes del arresto de Zimmerman, sólo después de muchas marchas.
Cuando la policía arribó a la escena del crimen, en Sanford, Florida, Zimmerman aseguró que Martin lo había atacado y que él disparó en defensa propia. La policía lo tomó en custodia e interrogó por espacio de dos horas. Zimmerman reconoció el crimen. Dijo que el joven había estado “mirando todas las casas” y que “había algo raro en él”. Después fue puesto en libertad.
El estado de Florida, donde ocurrió la muerte, tiene una ley llamada “Defiende su posición”, que dicta que una persona puede matar a otra en un acto de auto-defensa, sin obligación de retirarse en medio de una pelea. Quedan, sin embargo, muchas preguntas de lo que sucedió la tarde del 26 de febrero, cuando Zimmerman persiguió a Martin, pensando que éste se veía “sospechoso”. El hecho de que Martin estaba muerto mientras que Zimmerman quedo libre, provocó que la gente salga a la calle en protesta, no sólo en Florida sino en decenas de ciudades en el país.
Trayvon Martin visitaba a su papá en la casa de la novia de éste, cuya propiedad se encuentra en una comunidad cerrada, supuestamente libre de los peligros del mundo exterior. Martin salió a comprar unos dulces, y ya no volió. Zimmerman, que era el líder autoproclamado de una guardia vecinal voluntaria, miró al joven y llamó a la policía, explicando que recientemente había habido unos robos en el lugar e informándoles que vio a un joven negro y sospechoso. En la grabación de esa llamada a los oficiales, es obvio que Zimmerman comenzó a seguir a Martin; cuando el operador se dio cuenta de esto, le informó que no era necesario hacerlo. No fue la primera vez que Zimmerman había llamado a las autoridades; de hecho, lo hizo 46 veces en los últimos ocho años. En la grabación, el operador le dice claramente a Zimmerman que la policía está en ruta, y los dos cortan la llamada. Unos momentos después, Martin murió con un paquete de caramelos y un té helado en sus manos cuando la bala de Zimmerman le robó la vida. Unos cuantos vecinos llamaron a las autoridades, reportando una disputa entre dos hombres; en la grabación de una de éstas, se escuchan los llantos de uno rogando que alguien le ayude. Los gritos crecen y crecen en volumen hasta que se escucha el tiro. Luego, silencio.
Al ser arrestado Zimmerman y llevado a la comisaría local, el inspector de homicidios quería acusarlo de asesinato, pero recibió instrucciones de no presentar cargos por la oficina de la fiscalía estatal de Florida. Según el informe final de la policía, Martin hirió gravemente a Zimmerman, fracturándole la nariz, golpeándole la cabeza hasta causar una herida sangrienta, y causando otra lesión y manchas de pasto en su ropa durante una pelea.
No obstante, un video de vigilancia de la comisaría local momentos después del incidente muestra que Zimmerman solo y sin problema; no se ve ninguna herida sangrienta, ni mancha alguna del pasto. Sin mucha más investigación, la policia determinó—después de la llamada del fiscal estatal—que Zimmerman no fue culpable. Según fuentes noticiosas, lo dejaron guardar su arma y no le hicieron una prueba de drogas o alcohol.
Los padres de Martin, mientras tanto, se empezaron a preocupar. Pasaron 24 horas antes de que se enteraran de que su hijo murió la noche anterior. Martin, que había llamado a una amiga cuando Zimmerman lo empezó a seguir, ahora era sólo un joven muerto, negro y anónimo. A pesar de tener su teléfono celular, a las autoridades no se les ocurrió (o quizás, no les importó) llamar a sus seres queridos. Sí se les ocurrió, en cambio, hacerle una prueba de drogas y alcohol al chico que llevaba caramelos antes de su muerte. Los policías, que habían determinado en su informe que Zimmerman no había cometido ningún delito, determinaron que no valía la pena identificar este cuerpo, joven y negro.
Aunque sería fácil imaginar que es un caso inusual, lo que le pasó al joven Martin le pasa casi diariamente a jóvenes negros en Estados Unidos—y también a jóvenes latinos o del Oriente Medio. La política de “detener y cachear” se usa contra jóvenes de color sin parar en ciudades como Nueva York. La policía detiene a ciertos jóvenes en la calle y empieza a interrogarlos, mientras les revisan los bolsillos y las mochilas. En el 2011, los policias en Nueva York detuvieron y revisaron a más de 684 mil personas; de estas, 85 por ciento fueron negros o latinos. Muchas veces, el único delito que han cometido la gran mayoría de estos jóvenes es tener un color de piel más oscuro.
A nivel nacional, existe un sistema racista que considera que la piel oscura es inferior a la piel blanca, y por lo tanto los muchachos negros mueren constantemente y sin explicación. Los que marchan con sudaderas lo hacen no solo porque son parecidas a la sudadera que Martin llevaba puesta la tarde de su muerte, sino se manifiestan contra el silencio, reconociendo que este sistema resulta en la muerte de tantos jóvenes de ciertas razas tras tantos siglos.
En el caso de George Zimmerman se repitió lo que hace la policía no solamente en Florida, sino en casi cada región de Estados Unidos, donde se caza a los jóvenes de color. Es verdad que el país tiene un presidente negro, pero Estados Unidos sufre la carga de una pena de la cual no ha sanado, con sus raíces en una sistema de escalvitud en tierra ajena. Hasta que este país averigüe cómo comenzar un proceso para reconocer y llegar a un acuerdo de lo que ha sucedido, seguirá con lo mismo. Las marchas que hemos visto en todo el país son una señal de los desafíos que enfrenta el sistema.
http://desinformemonos.org/2012/04/trayvon-martin-joven-negro-y-victima-del-racismo-sistematico-en-estados-unidos/print/