Miguel G. Corral | Madrid
El 2 de julio de 2006 un carguero llamado Probo Koala, con bandera panameña y perteneciente a una compañía griega, entraba en el puerto de Amsterdam cargado con 400 toneladas de productos químicos derivados del lavado cáustico de grandes cantidades de una gasolina sin refinar llamada nafta de coquificación. Según la versión aportada por la empresa petrolera que fletó el barco, la gigantesca compañía holandesa con sede en Londres Trafigura, el barco sólo transportaba sustancias poco contaminantes procedentes de las actividades petrolíferas.
Una empresa con sede en Amsterdam se haría cargo del procesado de tales sustancias a un precio de 27 euros por metro cuadrado. Hasta ahí, todo marchaba según los pasos habituales del negocio petrolero. Pero la historia cambió cuando las autoridades holandesas comenzaron a recibir informes y quejas sobre un olor que hacía imposible el trabajo en el puerto y unos valores de contaminación disparados que hacían temer lo peor sobre el contenido del Probo Koala. Tras estudiar el contenido del carguero, el precio del procesado pasó de los 27 euros por metro cuadrado pactados a 1.000 euros por metro cuadrado.
Decenas de miles de personas afectadas
Durante los más de seis años que llevan en Costa de Marfil estos productos químicos, decenas de miles de personas han tenido problemas de salud, incluidos dolores de cabeza, náuseas, vómitos, dolor abdominal e irritación de piel y ojos provocados por el vertido tóxico.
Los centros de salud han registrado la visita de más de 100.000 personas para recibir tratamiento, con síntomas que concordaban con exposición a los residuos. Y las autoridades marfileñas han documentado al menos 15 muertes relacionadas con la exposición a estas sustancias, entre ellas las de varios niños que se bañaron en una laguna cercana al vertido.
Una investigación de Greenpeace y Amnistía Internacional, llevada a cabo durante más de tres años y que será presentada en Dakar (Senegal), ha sacado a la luz los trapos sucios de uno de los casos de contaminación industrial más sangrantes de los últimos años.
El informe titulado ‘The toxic truth’ (La verdad tóxica), cita que entre las sustancias químicas presentes en los residuos había “hidróxido de sodio, mercaptidas, sulfuros, fenolatos y productos químicos orgánicos como benceno, xilenos y tolueno”, todos ellos dañinos para la salud humana y para el medio ambiente.
Trafigura es la tercera mayor empresa petrolera independiente del mundo. Entre sus clientes están BP, ConocoPhillips, ExxonMobil, Total, Shell y Chevron. En 2010, el volumen de negocios de Trafigura se elevó a 79.200 millones de dólares estadounidenses; sus beneficios brutos fueron de 1.300 millones y los netos de 690 millones. “En 2006, el volumen de negocios de Trafigura se elevó a 45.000 millones de dólares estadounidenses, mientras que el producto nacional bruto de Costa de Marfil fue de aproximadamente 18.000 millones”, según la investigación.
Los residuos transportados por el Probo Koala y vertidos ilegalmente en Costa de Marfil eran peligrosos según la definición contenida en el Convenio de Basilea. Todo movimiento transfronterizo de desechos peligrosos o de otros residuos se considera tráfico ilícito si no es notificado al Estado al que se van a llevar esos desechos, o si tiene como consecuencia el deliberado procesamiento inadecuado de los residuos (como su vertido).
El Convenio de Basilea establece que el tráfico ilícito de desechos peligrosos y otros desechos es delictivo y exige a los Estados que adopten medidas jurídicas y de otra índole para castigar esta conducta y hacer cumplir sus disposiciones. Pero, seis años después, nadie ha movido un dedo para evitar que el vertido tóxico siga dañando la salud de miles de personas.
Enviada por Zuleica Nycz.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/09/24/natura/1348506811.html