Pueblos Originarios: En Vicam se dará un paso fundamental para diseñar la otra geografía, el otro paisaje, la otra realidad

Vicam: “se van a reunir los pueblos primeros de América que no están dispuestos a dejar que su tierra le sea despojada…”

“El cumplimiento de tu deber”

Sergio Rodríguez Lascano

“Hace años los vemos morir día a día, pero en los 90 la tragedia aumentó con el avance de compañías que se apoderan del territorio, cercan a pueblos enteros con sus cementerios y escuelas. Se apoderan del pasado y del futuro de los pueblos que agonizan, porque en realidad nunca ha habido una política indigenista en Argentina. El genocidio del general Julio Argentino Roca en el sur del país, a finales del siglo XIX, sigue considerándose una epopeya heroica. La campaña (o conquista) del desierto, le llamaron. Consideraban a los indígenas subhumanmos, sin alma decían, así que los mataban sin piedad”… “Los hijos del viento, del fuego, de la tierra están muriendo sin hablar, sin voz, porque las hambres cortan las voces” dijo don Ramón, quien pidió a continuación que “ya se despierten los que por comodidad o indiferencia también nos matan”.( Stella Calloni: Mueren por desnutrición 15 tobas en la provincia argentina de Chaco, La Jornada, 28 de septiembre del 2007)

Los datos oficiales, del Banco Mundial, nos hablan de que hay 45 millones de indígenas que viven en América Latina (los criterios para ser reconocidos como indígenas son en sí mismos discriminativos, por ejemplo, hablar algún idioma indígena, cuando estos han sido avasallados por una educación en castellano racista y excluyente), la realidad es que hay más de 100 millones de seres humanos que forman parte de los pueblos originarios.

Como nunca antes, estos 100 millones, viven cercados por los diversos proyectos capitalistas que se presentan ante la sociedad bajo la coartada de planes de progreso: Carreteras, supermercados, restaurantes, cines, etc. O, como proyectos agrícolas que buscan  generar mecanismos para lograr un incremento de la renta diferencial agraria: trasgénicos y los mal llamados biocombustibles: etanol y biodissel.

Aquí, poco importa la ubicación geométrica de los gobiernos, la política económica de Lula en Brasil, o de Bachelet en Chile,  o de Tabaré en Uruguay, o de Kirchner  en Argentina no son diferentes de las de Álvaro Uribe en Colombia, Alan García en Perú, Óscar Arias en Costa Rica o Felipe Calderón en México. Incluso los programas asistenciales se parecen mucho entre sí: Oportunidades en México, con Bolsa Familia en Brasil o Familias en Argentina.  Se trata de distribuir el 0.3 por ciento del Producto Interno Bruto, en el mejor de los casos, para el 30 por ciento de la población.

Mientras de 1980 al 2006 en América latina se pasó, según datos oficiales, de 136 millones de pobres a 205. En el caso de pobreza extrema se pasó de 62 millones a 79. Desde luego estos datos, ya de por sí terribles, maquillan la realidad. Los pobres en América Latina están cerca de los 300 millones y los extremadamente pobres llegan a más de 100 millones.

Pero el problema de la pobreza es la expresión más visible de algo mucho más profundo la guerra de conquista en contra de los pueblos indígenas y campesinos que viven en nuestros países. Expliquémonos

Hace unas semanas en el canal de televisión de la UNAM, trasmitieron un programa donde se cantaban las loas a las riquezas que existen en el campo. Un señor, representante de la Mosanto, aparecía y decía, más o menos, lo siguiente: Es falso que no haya riqueza en la agricultura, en el campo. El asunto es dejar de insistir en producir alimentos con métodos tradicionales. En el campo se ubica la biodiversidad y se puede organizar la producción con otra lógica. Ahí se encuentran los productos que van a sustituir al petróleo, el agua; las semillas que van a ser industrializadas, los productos que van a alargar la vida, etc. Lo único que hay que reconocer es que se requiere la libre entrada de las empresas al campo. Así terminaba su intervención lleno de emoción.

Desde luego, para realizar su sueño lo único que les estorba, a los señores de Monsanto o de cualquier empresa multinacional, son los indígenas, los pueblos, las comunidades. Sin ellos, se podría realizar su deseo: un campo llenó de maquinas, de laboratorios, de bodegas.

El objetivo es pasar de la lógica de la territorialización a la desterritorialización para llegar a la reterritorialización. El paisaje que va dejando este proceso es terrible:

a) Millones de hectáreas cuya producción se ha reconvertido (la producción de palma africana para producir el dissel en Colombia, de Soja transgénica en Brasil y México, la producción de caña de azúcar para la producción de gasolina en Brasil.
b) Millones de hectáreas donde no se produce nada, donde las grandes empresas multinacionales, se dotan de paciencia esperando que su depreciación permita su compra a precios irrisorios.
c) Millones de migrantes, tanto internos como externos, que vagan como almas en pena a la búsqueda de alguna cosecha donde contratarse o llegar a los Estados Unidos para ser parte de los nuevos esclavos del Imperio.
d) La destrucción ecológica que tendrá consecuencias nefastas para el planeta en su conjunto. Si el campo, con sus selvas, montañas, bosques, ríos, se industrializa completamente, los pulmones que nos permiten respirar desaparecerán.
f) la destrucción de muchas culturas, de formas de ver al mundo, de entender la relación con la naturaleza, idiomas, normas de convivencia, relaciones jurídicas, vidas, seres humanos.

Un paisaje canceroso que va carcomiendo todo lo bueno, y que a pesar de la riqueza en dinero que va generando, paralelamente va extendiendo las bases de la destrucción, de la barbarie, entendida no como volver a la prehistoria de la humanidad sino como el producto más legítimo y directo del capitalismo.

No deja de ser paradójico que en los laboratorios de las universidades vinculadas a las firmas multinacionales o en los laboratorios de empresas como Monsanto, Novartis, Bayer, TotalFinaElf, Shell, Aventis, Bristol-Myers, Chiquita Brans, Fresh del Monte, Dole Foot Company, EXXON Mobil,, Glaxosmithkline, Kraft, Levy Straus,Mcdonalds, Nestlé, Pfaizer, Procter & gamble, Royal Dutch, Siemens, Wal Mart, los grandes bancos, las grandes empresas automotrices y, particularmente, en México: Cemex del señor Lorenzo Zambrano dueño del Instituto Tecnólogico de Estudios Superiores de Monterrey, o el grupo Carso, del mecenas del ya casi exrector y próximo candidato a la presidencia de la alianza PRI-PRD en el 2012, Juan Ramón de la Fuente. En todos esos lugares y en muchos más, se está promoviendo la barbarie, pero no cualquiera sino la peor, la que no tiene retorno.

Por eso, lo siento, por ser tan fundamentalista, pero hoy para ser de izquierda, no basta con declararse socialista en los textos para luego quedarse mudo frente a la esencia del capitalismo es decir la explotación, el despojo, la represión y el desprecio, es decir la nueva y peor de las barbaries, la más criminal, la más devastadora. Si, lo vuelvo a sentir, pero es indispensable decirlo; la única manera de definir al capitalismo es como crimen masivo; y no se puede ser de izquierda y no estar en contra de ese crimen y luchar en contra de él.

Es a todo esto que los compañeros del EZLN han bautizado como la nueva guerra de conquista, dicen los compañeros: “A nuestro paso por los distintos rincones del México de Abajo, hemos visto un territorio destruido, a veces con las ruinas aún humeando, a veces con las construcciones del conquistador, el gran capital, ya levantándose sobre lo que antes fueron campos de cultivo, pueblos de pescadores, tierras comunales y ejidales, territorios indígenas. En no pocas ocasiones, hemos escuchado de pueblos enteros desiertos, con sus habitantes originales viviendo y trabajando en tierras muy lejanas en distancia, lengua y cultura.

Y en otros lugares hemos visto una suerte de relevo poblacional, es decir, la expulsión de ejidatarios y comuneros, y su sustitución por peones agrícolas, mozos de empresas turísticas, empleados y sirvientes, traídos desde otros suelos de la misma forma en que los esclavistas del norte revuelto y brutal traficaban con los pobladores de África y Asia para suplir a la población original que aniquilaron, y hacerlos trabajar como esclavos en sus plantaciones.

Y hemos visto también otra desertificación humana que puede pasar desapercibida. Ahí está el pueblo, la colonia, la ciudad. Ahí está también la gente que habita esos lugares. Pero no hay ya sentido de colectividad, de pertenencia común. No tienen identidad cultural. No hay comunidad.

Un territorio poblado de fantasmas que deambulan por entre las ruinas de lo que antes fue el campo mexicano, eso es lo que deja el capitalismo salvaje, el neoliberalismo, a su paso en la nueva guerra de conquista de nuestro país: la guerra de despojo y destrucción de la tierra y el territorio”. (Subcomandante Insurgente Marcos: Entre el árbol y el bosque)

Como nadie, en México, los pueblos indios están llegando a la conclusión de que no hay mañana sino se enfrenta la lógica criminal del capital. Que el proceso de subsunción del territorio al capital solamente se podrá realizar aniquilándolos  a ellos.

Es indispensable decirlo, cuando se propone una carretera, un corredor transitsmico (por ejemplo), una termoeléctrica, una plantea eólica, en territorio comunal o ejidal, sabiéndolo o no, la mayoría de las veces es la primera alternativa, se están destruyendo los pueblos y las comunidades.

El Encuentro indígena de Vicam, en el territorio del pueblo yaquí, en el estado de Sonora, busca intercambiar puntos de vista de los directamente implicados, para avanzar en la organización de la lucha en contra de los planes de muerte del capital, tanto nacional como internacional.

Al haberse escogido el territorio de la tribu yaqui se mandó una señal muy importante. La tribu yaqui luchó en contra de gobierno de derecha y dictatoriales y en contra de gobiernos progresistas. Estuvo en guerra decenas de años, en ocasiones con mucha violencia y en ocasiones con niveles de enfrentamientos muy bajos. La tribu yaqui nunca se rindió, incluso existe un documento en que el gobierno reconoce que perdió la guerra frente a ellos.

Ahí se van a reunir los pueblos primeros de América que no están dispuestos a dejar que su tierra le sea despojada por un capital que no tiene límites en su voracidad. Esos pueblos que han llegado a la conclusión de que su supervivencia está íntimamente vinculada a la derrota del capital como tal.

Las vueltas que da la vida: el planteamiento más a fondo en contra de las relaciones de producción capitalistas se está dando en las selvas, montañas, desiertos, valles, playas y costas. Ahí se está procesando la rebelión, no, únicamente en contra de tal o cual personaje de la política nacional, o para desmentir o para dar gusto a los intelectuales que se orientan en función de las modas, tampoco para congratularse con una clase política que los usa como escenografía, o para una izquierda institucional que nunca los toma en cuenta en sus programas, en su práctica y solamente se acuerda de ellos cuando llegan al poder para expropiarle sus tierras, como está sucediendo en Chiapas con el gobierno del PRD. O a una izquierda eurocéntrica que se aferra a un discurso sobre el progreso que en nada se diferencia del de la derecha.

Allá en Vicam, los pueblos indios originales de América van a platicar, como lo hacen ellos, sin estridencias ni demagogia. Van a platicar sobre sí mismos. Y han decidido que ahí solamente hablen ellos. Buen principio, en un país donde el desprecio hacia las comunidades indígenas se pasea por todos lados, tanto en el campo conservador como en el campo “progresista”.

Por eso en Vicam se va a establecer un nuevo cruce de caminos, un momento de definición que se abre frente a nuestros rostros: o con los guardianes de la tierra y el territorio o con el capital. Así de llano, así de simple.

En Vicam, muy probablemente, retumbará el juramento yaqui que entre otras cosas dice:

Para ti no habrá sol
Para tí no habrá muerte
Para tí no habrá dolor
Para tí no habrá calor

Ni sed, ni hambre, ni lluvia, ni
aire, ni enfermedad, ni familia…
Nada te causará temor
todo ha terminado para ti,
excepto una cosa:
El cumplimiento de tu deber

En el puesto que has sido asignado,
Ahí te quedarás
para la defensa de tu nación,
de tu gente, de tu raza…

En Vicam se dará un paso fundamental para diseñar la otra geografía, el otro paisaje, la otra realidad. Desde lo local y pequeño se combatirá lo universal y gigantesco, se combatirá a una globalidad excluyente y perversa. Desde Vicam se va a mirar al mundo y se va a anunciar, muy probablemente, la buena nueva: sí hay algo más allá del capital, ahí se está edificando. En Vicam se reúnen los nuevos-viejos arquitectos de la insumisión y la rebeldía. Los guardianes nocturnos que son los encargados de cumplir el deber de ayudarnos a derrotar al monstruo capitalista.

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