En entrevista con Desinformémonos, Juliana Machado, militante del Comité Popular del Mundial (colectivo de grupos e individuos organizados contra los impactos y las violaciones a los derechos humanos de la Copa del Mundo), habla sobre la militarización, las demandas y las articulaciones de los movimientos sociales
Gabriela Moncau – Desinformémonos
São Paulo, Brasil. Dilma Rousseff ni abrió la boca. Sólo bastó que apareciera en la pantalla del estadio Arena São Paulo, en la apertura del Mundial, para que el público blanco y rico que consiguió ir al juego, el mismo al que tanto busca agradar la presidenta, irónicamente la abucheara. Es innegable que los de la verde amarelo que únicamente quieren festejar los juegos, sienten que algo no está bien con el Mundial. Incluso, las decoraciones de calles y ventanas, que en cada Mundial se transforman en parte de la estética urbana, sólo aparecieron el día de la apertura. A la mitad de la escena que antecedió el juego entre Brasil y Croacia, un niño indígena que soltó en medio de la cancha una paloma, mostró también un pedazo de tela rojo que pocos vieron en el que se leía “demarcación de tierras ya”, en alusión a la política brasileña de suspender la entrega de las tierras tradicionales a indígenas. Así fue la inauguración de la “fiesta” que más ha llenado las arcas de la FIFA en toda la historia.
A algunos kilómetros de ahí, la policía antidisturbios reprimía violentamente dos manifestaciones en un sólo operativo. Una protesta se concentró frente al Sindicato de Trabajadores del Metro, reuniendo a movimientos sociales, centrales sindicales y partidos políticos con la principal demanda de reinstalar a los 42 trabajadores del Metro despedidos durante la huelga de la semana pasada. La otra protesta fue organizada por el colectivo “Si no hay derechos, no habrá Mundial”. Bombas, tiros con balas de goma, decenas de heridos. Un escenario similar al de, por lo menos, las otras seis ciudades sede del Mundial. (mais…)