La Vía Campesina – El año 2014 ha sido declarado año mundial de la Agricultura Familiar por la FAO, en el marco de la crisis alimentaria que azota a los pueblos del mundo, el hecho parece ser una oportunidad para profundizar los análisis y desafíos. Sin embargo, se percibe que no será excepción a la disputa de sentido. ¿Qué significa Agricultura familiar? Cuál es su importancia y rol? ¿Cuáles son las causas del hambre?
Las corporaciones ya lanzaron su arremetida para cooptar la memoria histórica sobre el rol de los campesinos y campesinas, ahora van por todo, construyendo un relato que encubre las causas y subordina a la agricultura mundial a sus intereses especulativos.
La Conferencia de Agricultura Familiar que organizó la Comisión Europea a fines de noviembre, y en la que participamos una veintena de compañeros y compañeras de la CLOC y de La Vía Campesina Internacional fue un ejemplo.
Lamentablemente, como en el resto de la política, los gobiernos europeos responden directamente a la ideología impuesta por el capital financiero. Así fue que paradójicamente en la apertura de la Conferencia, no hubo oradores de las organizaciones campesinas y de la agricultura familiar, solo hablaron funcionarios y para sorpresa nuestra, un ejecutivo de UNILEVER que presentó sus “logros” y expectativas para el año de la agricultura familiar.
Unilever, es una transnacional agroalimentaria que opera 400 marcas en 100 países, famoso por sus “cubitos Knorr”, y su producción mundial de 50 millones de cubitos por segundo. Aunque poco se difunde, que en la materia prima utilizada abundan transgénicos y agrotoxicos, conservantes y químicos, pero por sobre todo, las denuncias de que esos cubitos encubren trabajo infantil y precarizado.
El discurso de los funcionarios europeos es el de una “Agricultura familiar” que hay que “proteger” por cuestiones de cultura, por problemas sociales, pero aseverando que el reto de alimentar a la humanidad en el 2050 solo será posible de la mano de las corporaciones. Así la propuesta de Unilever y sus programas de “incorporar” agricultores familiares en su cadena productiva, se transforma en la propuesta de la Unión europea. Productividad, competitividad, rentabilidad, innovación, etc. Palabras que predominan en discursos vacíos de análisis, sin pronunciar la palabra crisis. Es decir, el discurso de los gobiernos europeos es altamente ideologizado, preso de los relatos y negocios de las corporaciones.
Es de destacar la excepción en los discursos oficiales, que significó la intervención de Graziano da Silva, el brasileño director de la FAO. Graziano no se adentró en las causas, pero fue claro en el rol de e importancia de la Agricultura campesina : “El problema no es de productividad, es de acceso y distribución de alimentos (…), Los agricultores familiares fueron y serán quienes resolverán el problema del hambre en el mundo (…), ¿El mercado global ? ¿Dónde queda, Comó se puede comprar alimentos allí? (ironizó) , Hay que fortalecer los mercados locales y el rol de los agricultores familiares. El mercado global de alimentos y la agricultura industrial tienen una enorme pérdida de alimentos por descomposición (…)”. Hay que decir que esta posición novedosa en la FAO genera un escenario favorable en el ámbito institucional internacional. Los gobiernos Europeos en cambio, como siempre a crisis del capitalismo y el liberalismo aplican neciamente recetas liberales que no hacen más que empeorar la situación de los pueblos.
Pero hubo más sorpresas en esta conferencia, una cuando comprobé la presencia de Etchevere, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, esa entidad oligárquica de terratenientes que creció matando indígenas en 1880, apropiándose de sus tierras, y que sigue haciéndolo ahora, esa entidad que tiene alianzas con transnacionales, que propició y acompaño cada dictadura cívico militar, que intenta por todos los medios limar la democracia. Llegaron de la mano de la OMA (Organización Mundial de Agricultores), que viene a ser la Heredera de la FIPA, y que también pretenden disputar el año de la agricultura familiar.
Vi a Etchevere e inmediatamente me vino a la memoria nuestro compañero Cristian Ferreira, asesinado por un sicario en su casa delante de su familia, Cristian era un dirigente del Movimiento Campesino, joven , su “pecado” fue promover la organización campesina y haber detenido a un empresario que quería apropiarse de la tierra comunitaria. El empresario hoy está preso, La Sociedad Rural opera política y judicialmente para liberarlo. Junto con Cristian pasaron por mi mente, cientos de campesinos y campesinas asesinadas en Honduras, Paraguay, Guatemala, y en tantos países de nuestra América Latina en lucha cotidiana por la tierra. En esos mismos días era agredido violentamente por una patota el acampe y bloqueo a la construcción de una planta de MONSANTO en el pueblo de Malvinas, Córdoba, Argentina, resistencia que lideran madres cuyos hijos sufren o sufrieron cáncer y leucemia a causa de las fumigaciones con Glifosato que ocurren diariamente en los pueblos rurales en el cono sur y otras regiones del continente.
Pero los gobiernos europeos nos vienen otra vez con cuentos de Hadas, de una armonía posible entre corporaciones y campesinos, que puede resultar en la solución. De un supuesto libre mercado en el que todos podemos competir y donde las reglas son “claras”.
Veamos algunos datos: con tan solo ¼ de las tierras arables del mundo, los campesinos y campesinas alimentamos al 70% de la población mundial, y según la FAO, más del 40 % de los alimentos de la cadena agroindustrial se pierden por descomposición. El 90% del mercado mundial de granos está en manos de cuatro corporaciones: ABC, Bunge, Cargil y Dreyfus. Monsanto controla el 27% del mercado global de semillas, y junto a otras 9 corporaciones más del 90 % del Mercado de agrotóxicos. Esta concentración les permite presionar especulativamente para que los precios de los comodities aumenten sistemáticamente. Además su estrecha alianza con la banca internacional les permite disponer de enormes masa de capital de origen especulativo que se utiliza para el acaparamiento de Tierras, el loby y presión a los gobiernos del mundo, la corrupción, etc.
¿De qué mercado libre nos hablan? El “mercado” es rehén de las corporaciones y el capital financiero.
Si sumamos al monopolio, los problemas de pérdida de biodiversidad y crisis ambiental provocada por grandes extensiones de monocultivos, los problemas graves de salud y contaminación por miles de millones de toneladas de agrotóxicos que fumigan indiscriminadamente, el trabajo esclavo, el uso indiscriminado de combustibles fósiles, la destrucción de mercados locales, entre otros, aparece con claridad que no es posible armonizar agricultura campesina, con la agricultura de las corporaciones, así como no será posible terminar con el Hambre de la mano de ese modelo nacido con la revolución verde.
La Vía Campesina, a pesar de no contar con los mejores escenarios dejó muy claro esto en la conferencia, mostrando solides, humildad y la fuerza de la vida campesina. Los funcionarios europeos no esperaban tantas críticas, y se vieron sorprendidos por los aplausos que recibía cada compañero y compañera que levantaba la mano y conseguía expresar estas ideas. Con rostros africanos, asiáticos, latinoamericanos y europeos, ahí aparecía la voz campesina, milenaria, viva y esperanzadora.
Es de esperar que esta situación se reproduzca en todos los continentes, una fuerte disputa en torno al año de la agricultura familiar.
Vienen importantes desafíos ideológicos y políticos en el próximo año. Debemos lograr potenciar la movilización y la lucha en todo el mundo, sosteniendo nuestras históricas luchas: Reforma Agraria para la Soberanía Alimentaria, agudizando la mirada sobre nuestro principal enemigo: Las corporaciones transnacionales y su propuesta ideológica y tecnológica.
Es fundamental establecer mayores alianzas, lograr conectar con todos los procesos de lucha y resistencia, con mensajes que sean capaces de transmitir lo que está en juego: “La subordinación total de la agricultura a los intereses de las corporaciones”, no es un problema de los campesinos, es un problema para la humanidad toda. Por eso nuestro proyecto campesino y popular debe poder insertarse en un proyecto político popular que exprese las propuestas de los sectores populares: campesinos, trabajadores, desocupados, cuentapropistas y profesionales, que permita que nuestras luchas y propuestas sean reflejadas en las políticas públicas.
En América Latina, tenemos el desafío de llevar estos debates al ALBA, UNASUR, MERCOSUR, CELAC, y dar esta disputa en esos escenarios que han dado grandes pasos hacia la integración antiimperialista y construcción de una nueva hegemonía, pero que aún se encuentran bajo una fuerte disputa sobre el modelo a seguir, y donde la reprimarización de las economías es una gran amenaza.
Difícil una América Latina unida y libre si su agricultura queda subordinada a las corporaciones, y en esta discusión la cuestión tecnológica es clave, la agroecología debe ser el carácter de “innovación”. La Banca del Sur debiera ser una herramienta que permita a los gobiernos financiar el desarrollo rural desde la perspectiva de la Soberanía Alimentaria, y La Reforma Agraria una política de carácter continental urgente.
Esto será posible fortaleciendo las organizaciones y amplificando nuestras luchas, con carácter creativo y diverso, combinando la acción directa, con la acción política y el dialogo con aquellos gobiernos progresistas y populares, articulando a nivel continental, nacional y local. Conservando la autonomía necesaria para evitar que la burocracia estatal y liberal y el escenario de corto plazo de los gobiernos haga la marcha demasiado lenta.
Los campesinos y campesinas vamos a seguir alimentando a los pueblos, otorgando vida y libertad, esa es nuestra tarea histórica.
Comunicación CLOC- Vía Campesina