Tal fue el anuncio del consejero regional indígena de Risaralda, Martín Siagama, quien indicó que la decisión se había tomado luego de una investigación de tres años en la que se consultó sobre el tema a las parteras, a los sabios y a todos los miembros de la comunidad.
La ablación femenina consiste en mutilar el clítoris de la mujer, y según Siagama, “nos dimos cuenta que no es una práctica tradicional de la comunidad indígena, sino que nos la trajeron los europeos hace más de 500 años”. Incluso, el dirigente aborigen señaló que “ni siquiera las parteras entendían para qué se hacía”. Relató que hace tres años había muerto una menor tras habérsele practicado la ablación, lo que dejo consternada a toda la comunidad.
“Luego del fallecimiento de la menor se inició la investigación sobre el tema, la cual contó con el apoyo de las Naciones Unidades y tras la cual la comunidad decidió abandonar esta práctica”, explicó.
Sin embargo, advirtió, “es difícil de un momento a otro cambiar una práctica tan centenaria, y por lo mismo no podemos afirmar que se va a acabar de inmediato. Pero nuestro compromiso es el de socializar la decisión y fomentarla entre los miembros de la comunidad en general”, concluyó.
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