El país andino, Bolivia, comienza la construcción de un Estado plurinacional, donde el horizonte es el socialismo, tarea que puede tardar años e incluso siglos

Por Domingo Ramos Polito

LA PAZ – Bolivia no es la misma y cuando Evo Morales habla de un Estado plurinominal no juega con las palabras.

Desde el momento de un investidura enarbolando renovados símbolos patrios, que acogen a heroínas y héroes indígenas, además de la Wiphala, enseña de los pueblos andinos, Morales lo dijo con claridad y mostró los avances de su gestión gracias al apoyo de los aymarás y los otros pueblo originarios, ninguneados por siglos.

Morales ahora se propone industrializar a Bolivia y extraer a su población de los sótanos de la pobreza. Destacó que la economía boliviana creció, entre los años 2006 y 2009 un promedio de 4,8%, 1,4% más que en el período precedente 2002-2005, en que gobernaron los presidentes el conservador Jorge Quiroga y el liberal Gonzalo Sánchez de Lozada y los bastante lastimosos Carlos Mesa  y Eduardo Rodríguez, también apegados a la economía de libre mercado.

El mandatario, que exaltó la eficiencia de su administración, dijo que el Producto Interior per cápita se situó, en promedio, en 1.474 dólares, poco menos del doble que en el espacio de tiempo 2002-2005.

Subrayó el incremento decretado por su gobierno a los salarios, del 37% a los operadores de salud y educación, frente al 15% en anteriores administraciones.    Destacó que, pese al sabotaje de la oligarquía agropecuaria, que intentó gatillar los precios, la inflación, en 2009, fue inferior a un tercio de punto porcentual.

Morales destacó que las recaudaciones tributarias se alzaron los cuatro años de su gobierno sobre los 30.000 millones de bolivianos, tres veces más que en el período neoliberal.

Indicó asimismo que la deuda multilateral boliviana, cifrada en 2005 en casi 5.000 millones de dólares, se redujo a 2.643 millones de dólares, cuatro años más tarde.

En lo concerniente a la política sobre tierras fiscales dijo haber abolido un régimen concesional irrestricto e instrumentado, estableciendo en cambio, una reserva fiscal en todo el territorio nacional.

En consecuencia, se repartieron 31 millones de hectáreas de tierras cultivables, tres veces más que en el período precedente y un tercio del horizonte de tierras cultivables nacional de 106 millones de hectáreas.

En este orden y al compás con los derechos de los sectores desposeídos del campo, “ahora, en cuatro años de gobierno, hemos repartido 2.066 tractores, 10 veces más que el pasado reciente, para la mecanización del agro, lo mismo que 39 camiones y 865 implementos modernos de labranza”.

Por vía de la empresa boliviana de producción de alimentos, el gobierno, según Morales, asignó cerca de 90 millones de dólares a sectores campesinos para poner sobre rieles su política de seguridad alimentaria.

Esto, después de terminar, en alto grado, de erradicar el peonazgo y la esclavitud, principalmente en haciendas y latifundios del oriente boliviano.

“Quiero decirles, hermanas y hermanos, esa Bolivia indigna y mendiga felizmente ha terminado”, afirmó.

Tras asumir y bajo la premisa de servir a la patria y a su desarrollo, Morales posesionó a su nuevo gabinete que se caracteriza por la equidad de género y la representación de las organizaciones sociales.

“Fue difícil combinar la equidad de género, la intelectualidad y la conciencia social, pero finalmente he conformado un equipo de ministros que representa a todos los sectores y regiones del país”, manifestó el jefe del Estado.

Destacó el trabajo desarrollado por su anterior gabinete con el que ha llevado adelante la construcción del nuevo Estado plurinacional que nació tras ganar las elecciones generales del pasado seis de diciembre con el  apoyo masivo de la población con un 64,22 por ciento de los votos.

De los 20 ministros del anterior gabinete, solamente fueron ratificados seis, aunque uno de ellos, el entonces ministro de Hidrocarburos, Oscar Coca, fue promovido al ministerio de la Presidencia en sustitución del saliente Juan Ramón Quintana.

Los otros ministros confirmados son el canciller David Choquehuanca, Nardi Suxo, Roberto Aguilar, Walter Delgadillo, Carlos Romero y Luis Arce Catacora.

Ingresaron al equipo de colaboradores directos Sacha Llorenti, Rubén Saavedra, Elizabeth Arismendi, Elba Viviana Caro, Luis Fernando Vincentti, Antonia Rodríguez, Milton Gómez, Nilda Copa, Carmen Trujillo, Sonia Polo, María Esther Udaeta, Nemesia Chacollo y Zulma Yugar, en las carteras de Defensa, Defensa Legal, Planificación del Desarrollo, Hidrocarburos y Energía, Desarrollo Productivo y Economía Plural, Minería y Metalurgia, Justicia, Trabajo Empleo y Previsión Social Salud y Deportes, Medio Ambiente y Aguas, Desarrollo Rural y Tierras y Culturas.

El mandatario dijo que en los pasados cuatro años se había creado desde el gobierno “una escuela de patriotismo que no se aprende en las universidades ni en los colegios, sino en el contacto permanente con el pueblo y sus reivindicaciones económicas, sociales y políticas”.

Señaló que esos ataques se dieron desde diversos frentes, entre ellos la propagación de rumores para enfrentar al presidente y al vicepresidente y los ministros, lo que fue superado con trabajo, unidad y una permanente lucha en defensa de los intereses del pueblo.

Rememoró sus inicios como dirigente sindical en 1998 en la zona de El Chapare junto a los productores agrícolas, lo que le demandó “una entrega total para defender las reivindicaciones sectoriales y la lucha contra los abusos que eran objeto los trabajadores a manos de intereses extranjeros y oligarquías nacionales”.

El presidente dijo que su determinación de abrir paso a las mujeres, se ha inspirado además por el respeto a su madre, su hermana y su hija para romper los tabúes del pasado que discriminaban al femenino.

“Cuando los europeos llegaron a América, dijeron que estaba habitada por indios sin alma, pero los últimos tiempos mostraron que esos indios ahora se hicieron cargo de la resolución de los problemas y la defensa de los derechos del pueblo”, agregó.

A su vez, el vicepresidente Álvaro García Linera afirmó que el segundo mandato de Morales, marca el fin del Estado aparente para dar paso al Estado integral, con horizonte socialista.

“Nuestra modernidad estatal, la que vamos a construir y la que estamos construyendo con el liderazgo popular, es muy distinta a la modernidad capitalista y hay que ponerle nombre. Nuestro horizonte estatal es un horizonte socialista”, aseguró.

García Linera, parafraseó al más prominente pensador marxista boliviano del siglo XX, René Zabaleta Mercado y al filosofo marxista italiano Antonio Gramsi para argumentar el cambio trascendental que, a su juicio, se constituye en el punto de inflexión, en un antes y un después, del Estado colonial y el nuevo Estado plurinacional.

Dijo que Zabaleta acuñó un pensamiento para entender a Bolivia: El Estado aparente, un Estado ilusorio, que no logra resumir ni sintetizar, no logra condensar a la totalidad de la población, sino solamente representa a un pedazo privilegiado de la sociedad. Es aquel que no logra articular la territorialidad, sus regiones sino que representa y unifica pedazos aislados, fragmentados del territorio patrio, reflexionó.

“Estado aparente era también para Zabaleta aquel Estado que no logra incorporar los hábitos, la cultura y las formas de organización política de la sociedad”, remarcó.

Por lo tanto, dijo que es un Estado parcial que solamente representa a un pedazo de la sociedad, que solamente articula un fragmento del territorio, que solamente articula ciertos hábitos políticos y deja al margen, discrimina, deja de lado a otros sectores sociales, a otros territorios y  a otras regiones y a otras prácticas políticas.

García Linera aseguró que Bolivia tuvo desde 1825 hasta el 2005 (180 años), un Estado aparente, porque “excluyó en primer lugar a la mayoría indígena”, al recordar que Bolivia es un país de pueblo originarios y que seguirá con esa característica por muchos años más.

“Esa mayoría indígena no fue incorporada, reconocida en su cultura, en sus héroes, en su tradición, en su accionar política, en su presencia y en su ciudadanía. La ciudadanía que instauró la república liberal fue la ciudadanía de casta, de apellido y de chequera”, subrayó al calificar esta acción como la primera falla tectónica del Estado.

Acción que, aseguró, perforó la estructura de la república liberal desde su nacimiento en un ejercicio que se denomina comúnmente colonialismo y racismo.

En ese contexto pernicioso, dijo que Bolivia debe orientarse hacia un Estado integral, que el filósofo marxista Antonio Gramsi define como aquel en el que hay una correspondencia entre la sociedad civil, los ciudadanos, las regiones, lo trabajadores, las clases sociales y su representación política estatal.

“Es aquel aparato gubernamental que une y sintetiza a todos los sectores sociales, a las clases a los grupos nacionales a las regiones a las colectividades y Estado Integral, pleno es aquel en el que hay un liderazgo moral, intelectual y político que permite unir a todos”, remarcó.

En esa dirección señaló que Bolivia se apresta a vivir un nuevo porvenir, un nuevo Estado que no va a ser colonial, porque garantizará la igualdad; que no será patrimonial, porque distribuirá la riqueza; que no será centralista porque garantizará la autonomía y que no será más mendigo porque garantizará la soberanía material.

“En Bolivia está sintonía entre sociedad y Estado, esta descolonización, está despatratrimonilización del Estado no lo han hecho, no lo podían hacer, las viejas clases dominantes, porque vivían del colonialismo, vivían del patrimonialismo, lo han tenido que hacer las clases populares, los movimientos indígenas y eso no  es poco porque eso cambia la naturaleza del Estado”, consideró y anticipó que esa consolidación del Estado integral debe llevar necesariamente a un Estado socialista.

Argumentó que el socialismo es bienestar, “es comunitarizar la riqueza, es lo que hacían nuestros antepasados solamente en una escala mayor, con tecnología con modernidad productiva”.

Reconoció que no será fácil y que ese proceso puede tardar décadas, “quizás tardemos siglos, pero está claro que los movimientos sociales no pueden ser poder sin plantearse un horizonte socialista y comunitario para ser construido con la voluntad de todo el pueblo en base al bienestar, al vivir bien”, remarcó.

En todo caso, ñp que viene se basará en la “ley cósmica que nos dejaron los antepasados”, según Morales. Sin tres sencillos mandamientos: “Ama Sua (no seas ladrón), Ama Qella (no seas mentiroso) y Ama Llulla (no seas ocioso)”.

Que conste que no es una alusión personal para ningún político.

ClariNet

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