Entrevista con el recientemente elegido presidente del Ejecutor del Contrato de Administración de la Reserva Comunal Amarakaeri, quien se encuentra en una encrucijada:
Aún no sale la inscripción de la junta directiva que preside porque ha sido rechazada por el organismo competente en su registro público. Mateo dice sentirse preocupado porque detrás de este atolladero legal estaría la mano del gobierno y de la empresa estadounidense Hunt Oil, quienes estarían impidiendo su reconocimiento para continuar trabajando con una dirigencia espurea, que no representa los intereses de las comunidades nativas, como la que él representa legítimamente.
Nos sentamos en una juguería cercana a la plaza de Puerto Maldonado. Mateo viste un polo verde y un blue jean. A sus 50 años quiere seguir trabajando por la Reserva Comunal Amarakaeri, tarea que lo ha hecho de alguna manera desde un inicio. Desde que asumió la presidencia de la comunidad nativa de Shintuya, a mediados de los ochenta, cuando aún era joven y la creación de la reserva era un sueño. O cuando ascendió a la secretaría del Consejo Harakmbut, YIne y Machiguenga, COHARYIMA – “cuando aún era COHAR”, recuerda Mateo -, en la conformación de un modelo de gobierno tripartito entre tres pueblos indígenas de la parte alta del río Madre de Dios. O cuando fue gerente de la empresa turística Wanamei, a principios de siglo, tratando de abrir el mercado mundial del turismo hacia la zona de la Reserva Comunal Amarakaeri.
– A decir de tus palabras, la relación que has tenido con la reserva es grande…
Sí. Yo soy de San Miguel de Shintuya. He crecido en mi comunidad. Desde pequeño me he sentido identificado con mi territorio, y aunque la creación de la Reserva Comunal Amarakaeri es reciente, su concepción misma como territorio ancestral de nuestros antepasados siempre estuvo presente.
La creación de la Reserva Comunal Amarakaeri fue un proceso largo que tomó varios años de lucha. No fue fácil al principio. Tuvimos que organizarnos y así, por primera vez, en una movilización histórica, a fines de los años noventa, salimos con nuestros hermanos a las calles de Puerto Maldonado para exigir el reconocimiento del territorio.
Una reflexión al margen es que la Reserva Comunal Amarakaeri es un territorio que fue creado con la participación de todas las comunidades nativas de Madre de Dios, fue una conquista general, que involucró a todos ellos, por eso pienso que el futuro de esta reserva debería involucrar a todos los pueblos indígenas además de los hermanos Harakmbut, Yine y Machiguenga.
– Por qué se demora hasta hoy la inscripción de la junta directiva que presides ¿Qué pasó?
Mira aquí hay fuertes intereses. Hay cosas muy oscuras detrás que debemos decirlo. Tú sabes que la empresa Hunt Oil está trabajando en el territorio de la Reserva Comunal Amarakaeri, sin el consentimiento de los beneficiarios que son los pueblos Harakmbut, Yine y Machiguenga.
La administración de este territorio es un modelo de gestión único en el que tienen participación los indígenas conjuntamente con el Estado. Pero aquí hay intereses fuertes primero de la empresa petrolera, y después del Estado. De la empresa porque no quiere un ECA sólido que haga respetar la voluntad del pueblo indígena. En el Estado hay una apreciación de que los indígenas no tenemos capacidad para administrar nuestros territorios. De ahí que no se vea un interés real en apoyar a las poblaciones indígenas en el autosostenimiento y progreso de sus zonas protegidas. No hay porque no quieren realmente que estos se desarrollen por sus propios medios. Y esto es lo que estamos padeciendo en cierta forma actualmente.
El Estado ha abandonado al ECA y ha dejado que actúe a la deriva sin un financiamiento para que pueda trabajar. Actualmente hay dos dirigencias en el ECA. Una legítima y otra cuya vigencia expiró por acuerdo de las comunidades, que basa sus acciones en las decisiones que se imponen desde el gobierno central, a través de la Hunt Oil y del SERNANP. Eso es lo que está pasando actualmente, y por lo cual, me siento muy preocupado por lo que pueda pasar en el futuro.
Nosotros como indígenas responsabilizamos al gobierno por las decisiones que se puedan tomar desde esta junta directiva que no representa los intereses de las comunidades nativas.
– ¿Por qué se ha negado tu inscripción?
En verdad los argumentos por los Registros Públicos de Madre de Dios son bastante débiles. Además no hay precisión detallada sobre el por qué no procede la inscripción. Se dice que no se ha presentado el acta original del ECA, que la convocatoria de la reunión no fue expresamente para el cambio de la junta directiva, sino más bien, para la evaluación de las sanciones aplicadas contra comuneros y el presidente Adán Corisepa.
Sobre el acta, es previsible que se evite a toda costa que se inscriba en este documento el cambio del propio presidente afectado con esta decisión. Hacer una demanda implica tiempo. Por eso optamos por legalizar otra acta que reúna las condiciones que la ley manda. Pero ese es un argumento bastante débil. Superable en todo caso.
El segundo punto dice que la convocatoria para la asamblea no fue expresamente para el cambio de la junta directiva, sino para la evaluación de las sanciones. Esto también es fácil de rebatir. En la reunión de los delegados de las comunidades nativas de la Reserva Comunal Amarakaeri, realizado el 25 de febrero en la localidad de Boca Colorado, se evaluó la sanción contra sus dirigentes, como consecuencia de ello, es que cayó maduro el cambio de la junta directiva.
Se decidió por mayoría vacar al consejo directivo presidido por Adán Corisepa que además fue sancionado por el congreso indígena de Boca Inamabari por ser desleal con su pueblo. La forma cómo se retiró de la asamblea precipitó su salida del cargo. Es una decisión que es absolutamente legal. Estaban reunidos la mayoría de los delegados de las comunidades nativas de la Reserva Comunal Amarakaeri, fue una decisión legítima que expresó su voluntad de cambio.
– ¿Cómo te sientes ahora después de todo esto?
Yo me siento tranquilo. Yo tengo la tranquilidad de que fui elegido por el pueblo, las comunidades nativas de la Reserva Comunal Amarakaeri, y no pesa sobre mí, la culpa de que no tengo el respaldo de mi pueblo. Es lo que me fortalece y me alienta a seguir luchando. Porque más allá del tema formal, que es importante, la legitimidad con la que está rodeada mi elección es la que importa.
Además, hay que decir que la convocatoria para la asamblea fue hecha por el propio Adán Corisepa, él fue quien con su firma llamó a una asamblea en la que se evaluaría esta sanción y se la ratificaría o no. Eso lo decidirían las bases. Sin embargo, Adán Corisepa se exasperó. Perdió rápidamente los papeles. Se retiró bulliciosamente faltando el respeto a la asamblea y amenazando con trabajar con las comunidades que estén de acuerdo con la petrolera. Esto es muy grave.
Es sumamente grave pues la Reserva Comunal Amarakaeri no es de unas cuantas comunidades. La reserva es de las diez comunidades nativas (más dos organizaciones indígenas FENAMAD y COHARYIMA) que están involucradas en su desarrollo. Son estos miembros quienes deciden sobre este territorio ancestral. Lo que está mostrando Adán en el fondo es que no le importa lo que piensen las comunidades, desconociendo de esta manera el poder de la asamblea que es la máxima autoridad de decisión indígena sobre este territorio.
– ¿Qué esperas para el futuro? ¿Cómo se debería esperar el desenlace de este problema generado en la dirigencia del ECA de la Reserva Comunal Amarakaeri?
Yo siendo Adán Corisepa, dejaría el cargo, porque sé, muy en el fondo, que los hermanos y hermanas indígenas no me quieren como su representante. Porque si se hace una verdadera votación popular, amplia, de consenso, se darían cuenta de que la mayoría no está de acuerdo con la petrolera, ni con las acciones que están aplicando sus agentes que en algunos casos no son ni siquiera comuneros.
El estatuto de la comunidad establece que si un hermano deja de vivir en la comunidad por más de un año continuo sin ninguna justificación o permiso, entonces pierde su condición de comunero.
La pregunta es, entonces, cómo la petrolera trabaja con alguien que no es comunero. Existen quienes están haciendo todo lo posible para frenar la inscripción de la junta directiva, moviendo sus influencias, quién sabe con qué medios. Son ellos quienes están siendo usados por el Estado y la empresa para promover una campaña de desprestigio en contra de la junta directiva elegida con votación mayoritaria de las comunidades.