Servindi – El diario El Espectador llegó hasta el resguardo Saundé Guigua, en el departamento de Nariño, y comprobó las difíciles condiciones en que viven los indígenas awás debido a la contaminación de sus territorios por hidrocarburos.
El revelador informe difundido hace algunos días por el citado medio, recoge testimonios de personas del lugar y especialistas que han visto el tema por años.
Varios municipios de Nariño son zona de tránsito del oleoducto Trasandino, que arranca en Orito, Putumayo, y desemboca en Tumaco, donde es exportado.
A raíz del nivel de violencia que se vivió en zonas cercanas, actores armados empezaron a ubicarse más cerca del oleoducto, haciéndose así más común las explosiones que “dejan manchas inconmensurables sobre toda una red hídrica”.
El robo a través del corte del tubo también es común. Lo sustraído es procesado en refinerías ilegales que alimentan el narcotráfico, reseña el diario El Espectador.
Los constantes “derrames” han llevado a que se contaminen ríos y suelos que son de vital uso de los indígenas awás.
“Con constancia presentan brotes, fiebres, dolores musculares y diarreas. No sabemos a ciencia cierta si es por el petróleo. Pero lo que sí es claro es que el crudo les cambió la vida”, cuenta una enfermera entrevistada por el medio.
La historia reciente de los awás es trágica. En 2009 saltaron a las primeras planas de los diarios a raíz de la brutalidad infligida por las FARC contra varios de sus miembros.
Hoy la violencia ya no viene solo de ese lado, desde hace una década también tienen que convivir con la contaminación de su principal fuente de alimento: el río. Actualmente lo que exigen es soluciones y no solo diagnósticos, ya que el gobierno ya ha hecho varios y tiene conocimiento de las duras condiciones en que viven.
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Quebrada inundada de petróleo. Foto: Nelson Sierra