En México se están incubando conflictos por la brutal política de concesión minera, afirma especialista.
Servindi – Una dura crítica efectuó el Dr. José Del Val Blanco, titular de la Prograna Universitario México Nación Multicultural (PUMC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al referirse al prestigio internacional de México en aplicar los derechos de los pueblos indígenas lo que no es cierto, indicó.
Servindi diálogó con Del Val, etnólogo licenciado por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), sobre la incursión de la minería en territorios indígenas, el papel del Estado mexicano y la aplicación del derecho a la consulta previa en su país.
Respecto a lo último nos informó que la UNAM está participando como institución asesora en un proceso de consulta previa referida a la instalación de una planta de energía eólica en territorio indígena Zapoteco.
– ¿Cómo es qué la Universidad Autónoma participa en un proceso de consulta previa?
La lógica que están llevando las consultas en México, tanto por la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) o algunas otras que se han organizado, son simulacros de consulta, no están establecidas jurídicamente.
Tampoco está definido qué significa “consulta”, “previa”, “libre” e “informada”. Es por eso que en un municipio, donde ha crecido la industria eólica se nos ha pedido ayuda. La idea es que generemos un modelo para establecer un proceso de consulta.
– ¿El rol de la Universidad es de asesoría entonces?
Exacto, de acompañamiento. Debemos generar un proceso de información para que la gente conozca del fenómeno en general, sus implicaciones en el terreno. No se trata solo de si van a poner una torre eólica, sino de las condiciones del negocio, cuánto están dispuestos de pagar por la tierra, y si hablamos de negocio, debería haber un nivel de asociación, que la comunidad también participe de las utilidades.
– ¿Qué poblaciones indígenas están involucradas?
Zapotecos, son muchas familias.
– ¿Y la energía recogida será para uso local?
No, la energía es para ser vendida por empresas privadas y vendida al Estado que la redistribuye.
– ¿En México hay una Ley de Consulta?
No, pero está en espera en la Cámara de Diputados. El problema con la ley en México es que aquí las leyes no se cumplen. La estructura de la iniciativa de Consulta en la Cámara no es clara ni garantiza que sea vinculante.
La meta es que si no se detiene el proceso de la energía eólica, no se asegura que los pueblos indígenas puedan participar de alguna manera en ella y obtener un beneficio. Lo que nosotros estamos intentando hacer como universidad es hacer explícita las demandas potenciales de la gente en su participación del negocio.
– ¿Las empresas van a participar en el proceso de consulta?
Las empresas van a participar tanto así como las secretarías de Estado.
– ¿El resultado del trabajo será vinculante?
En principio sí, ya que el municipio tiene atribuciones, como por ejemplo de mediador entre la federación y la empresa en los tribunales.
– ¿Se trata de una experiencia inédita?
Inédita sí. La idea es que si operamos adecuadamente, se pueda generalizar en municipios y en el resto de América Latina que tengan el mismo problema.
La incursión de empresas mineras en América Latina
José Del Val Blanco, quién también tiene en trayectoria haberse desempeñado como director del Instituto Indigenista Interamericano de la Organización de Estados Americanos (OEA) también comentó acerca de la actividad extractiva en México y el mundo.
– ¿Cómo está la relación entre las empresas mineras y los pueblos indígenas en México?
El tema en México es brutal. El anterior presidente Calderón concesionó aproximadamente el 38 por ciento del territorio nacional, primero para la exploración y luego para extracción, para actividades energéticas. Se acaba de promulgar una ley llamada Servidumbre de Hidrocarburosque ordena vender las tierras para que la empresa ingrese, algo que se contrapone a la consulta y los derechos indígenas.
– ¿Hay algún organismo que vigile ello?
No, porque la Comisión de Desarrollo Indígena (CDI) está actuando como alcahuete de los gestores. Genera las consultas para cumplir un requisito, pero sin actitud de informar a la gente.
– Ante esta situación están surgiendo nuevos liderazgos indígenas?
Claro, los hay, pero lo que pasa es que la estrategia en México es criminal. A los liderazgos los hacen desaparecer. Por ejemplo, en el sector zapatista, se les agrede con la complicidad del Estado. Incluso han matado a Galeano, lo cual es una provocación.
– Entonces la imagen que proyecta México al exterior…
Eso es lo que más me irrita, se convierten en los principales defensores de los derechos indígenas a nivel internacional, por cuestión de imagen, pero en la práctica nada de lo que ellos plantean lo cumplen y eso lo saben los funcionarios y diplomáticos. Cuando vemos a los funcionarios públicos que hay actualmente en las instituciones son unos ignorantes en materia de derechos humanos y son representantes del poder político.
– ¿Hay alguna articulación entre las organizaciones indígenas?
No hay. Existe una fragmentación. Todo este discurso que da el Gobierno hacia fuera es disolvente al interior. Como no es cierto, la gente no sabe cómo reaccionar.
La preocupación que tiene México en hacer una convención preparatoria sobre la Conferencia Mundial de Pueblos Indígenas en Naciones Unidas es irresponsable. Nada de lo que dicen se aplica en México. Naciones Unidas debería tener un filtro: “No vengas a negociar aquello que no has hecho en tu país”.
Al mismo tiempo que están defendiendo en las Naciones Unidas a los indios, ellos son responsables que hayan matado a Galeano.
– Lo vimos en la presentación del anuario El Mundo Indígena 2014? Alguna apreciación al respecto.
El anuario es importante porque es un registro permanente de cómo están las cosas, así los líderes y todos en general se pueden enterar de las circunstancias a nivel global. Por ejemplo, vemos en Ecuador o en Bolivia que hay una especie de legitimación de la destrucción de la naturaleza.
En México hay notorios diez o doce conflictos, pero hay doscientos conflictos incubándose, porque están en exploración.
Es la fase final del capitalismo sobre los recursos naturales del planeta. Todos los procesos políticos intermedios y conferencias lo único que hacen es poner en el terreno moral lo que se debe debatir en el terreno económico. Todo el mundo habla de conceptos, ideas, pero nada de los mercados que es el tema de fondo.