Denuncian al gobierno brasileño ante la CIDH: Los indios, un estorbo

Delegação brasileira denuncia situação indígena perante o CIDH
Delegação brasileira denuncia situação indígena perante a CIDH

Representantes de pueblos indígenas y quilombolas denunciaron la omisión del Estado en relación al conflicto por la tierra y la diaria vulneración de sus derechos más fundamentales

Cimi/ReL-UITA

En Washington, los pueblos indígenas y quilombolas, además de las organizaciones de derechos humanos e indígenas, relataron durante una audiencia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), las violaciones cometidas contra poblaciones autóctonas y tradicionales. En las Naciones Unidas (ONU), se realizaron más denuncias y recomendaciones al gobierno.

El presidente del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Cuestión de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, Pavel Sulyandziga, ha entregado a la Asamblea General de la ONU un informe titulada Derechos Humanos y Corporaciones Internacionales y otras Empresas Comerciales, en donde informa que los pueblos indígenas tienen dificultad para mantener su estilo de vida tradicional y sufren discriminación.

“La historia demuestra que la efectiva demarcación de nuestros territorios es la única manera eficaz de solucionar el estado de violencia. Ningún programa de protección del gobierno protegerá efectivamente mi vida y la de mis familiares mientras no se repare esta deuda histórica”, afirmó Genito Gomes Guaraní- Kaiowá durante una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el miércoles 30 de octubre.

Genito, líder Guarani-Kaiowáde Mato Grosso do Sul, estuvo al lado de José Carlos Oliveira Neto, presidente de la Associação Quilombola de Brejo dos Crioulos, y juntos denunciaron las amenazas e intimidaciones de las cuales son víctimas debido a su lucha en defensa del derecho al territorio.

Los representantes del Consejo Indígena Misionero (CIMI), FIAN (Nacional e Internacional) y Justicia Global también asistieron a la audiencia.

“Cada vez es más preocupante, y evidente, que para el Estado brasileño las demandas económicas y los intereses de una política de desarrollo agroextractivista exportadora, estén a toda costa, por encima de lo que pétreamente fue protegido por la Constitución Federal de Brasil de 1988”, dijoFlavio Vicente Machado, coordinador del CIMI, en Mato Grosso do Sul.

En la ONU, Sulyandziga advirtió: “Instamos a los gobiernos y a las empresas a redoblar sus esfuerzos para aplicar los principios rectores. Esto incluye el deber del Estado de proteger a los pueblos indígenas contra aquellos negocios relacionados a abusos de los derechos humanos y la responsabilidad corporativa de respetar esos derechos y donde han ocurrido estas arbitrariedades, garantizar que las personas reciban la ayuda que necesitan para que se recuperen”.

A continuación transcribimos lo medular de los discursos de Genito Guarani-Kaiowá y de Flávio Vicente Machado, durante sesión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos:

Genito Gomes Guarani-Kaiowá

“Me llamo Genito Gomes, pertenezco al segundo pueblo indígena más grande deBrasil, los Guarani-Kaiowá. Durante siglos habitamos en las tierras que hoy conforman el sur del estado brasileño de Mato Grosso do Sul.

Somos más de 45 mil personas confinadas en pequeñas reservas. Mi pueblo se llama Guayviry y soy miembro del Consejo de Aty Guasu, nuestra gran asamblea indígena. Debido a lo que voy a relatar, toda mi comunidad tuvo que ser incluida en el Programa de Protección de Defensores del Gobierno brasileño.

Soy sobreviviente de una de las decenas de ataques que sufrió mi pueblo en estos últimos 40 años. Mis antepasados fueron expulsados de su Tekoha (territorio tradicional) en la década del 50, por los agricultores recién llegados, y desde entonces se refugian en pequeñas reservas creadas con el objetivo de acabar con nuestra cultura y de transformarnos en Karai (no indio).

El retraso en la demarcación definitiva de nuestras tierras resulta en más muertes de mi pueblo a cada año. Y para empeorar, en los últimos tiempos, el gobierno brasileño ha estado negociando nuestros derechos, sobre todo los derechos a la tierra (…)

Agronegocio y Derechos Humanos

Nunca se encuentran

(…) Mi vida está amenazada, como la de todos los pueblos indígenas de Brasil,debido a que el gobierno brasileño no ha sido capaz en garantizar lo fundamental en una democracia, el cumplimiento de su propia Constitución.

Negocia nuestras vidas cuando no demarca nuestros territorios; cuando actúa en connivencia con los intereses del agronegocio en el intento de cambiar la legislación indígena vigente; cuando permite la invasión y la explotación ilegal de nuestros territorios por no-indios; y cuando lleva décadas para juzgar demandas que implican la tenencia de nuestros territorios tradicionales.

Por último, la historia demuestra que la efectiva demarcación de nuestros territorios es el único medio eficaz de que se solucione este estado de violencia. Ningún programa de protección del gobierno irá proteger de verdad a mi vida y la vida de mis familiares mientras no se repare esta deuda histórica”.

Flávio Vicente Machado,

coordinador del CIMI Regional Mato Grosso do Sul

“Señor presidente, a pesar de que para el resto del mundo sean “evidentes” los avances económicos de Brasil, queremos afirmar que los costos pagados por esto ocultan graves desigualdades, violaciones de los derechos humanos y un Estado omiso que ha demostrado ser incapaz de hacer cumplir su propia Constitución Federal.

Mientras que Brasil está clasificado entre las siete economías más grandes del mundo, vemos la amargura de los 40 por ciento más pobres como parte de la tercera mayor desigualdad social del planeta, como ha señalado el Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Esta realidad es el resultado de una política histórica, donde los gobernantes, en general, actuaron primero movidos por su beneficio propio a través de la corrupción, de la concentración de la riqueza en un pequeño porcentaje de la población, en detrimento del interés colectivo, y del crecimiento inclusivo de la nación.

En este escenario, los pueblos indígenas son los más vulnerables, concentrando los más diversos tipos de violaciones de derechos humanos, indígenas y territoriales.

Es cada vez más preocupante, y evidente, que para el Estado brasileño las demandas económicas y los intereses de una política de desarrollo agroextractivista exportador, a todo costo, estén por arriba de lo que ha sido pétreamente protegido por la Constitución Federal de Brasil en 1988.

Los pueblos indígenas:

Un estorbo

Nos confrontamos, entonces, a una violencia estructural que, tanto ayer como hoy, se basa en el sistemático incumplimiento de la legislación indigenista. Por lo tanto, en la actual coyuntura política de Brasil, ahora más que nunca los pueblos indígenas son considerados un obstáculo para el desarrollo del País. Al Estado le interesan apenas sus tierras.

En cuanto a la violencia contra la persona humana, me gustaría destacar la situación de los Guarani-Kaiowá, considerada la peor del país y, probablemente, una de las más trágicas en se tratando de pueblos indígenas.

Durante los últimos 10 años, los Guarani-Kaiowá en Mato Grosso do Sul registraron 317 casos de asesinatos de indígenas contra 247 en el resto del país. Eso genera un promedio de 56 por ciento del total de casos.

Sólo en 2012, Mato Grosso do Sul ha concentrado el 61 por ciento de los casos de asesinatos de indígenas en Brasil.

El Ministerio Público Federal (MPF) afirma que la tasa de homicidios entre los Guarani-Kaiowá es de 145 muertes por cada 100 mil personas, mientras que el promedio nacional es de 24,5 / 100mil, 5,5 veces menor”. (…)

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