Defender las semillas campesinas es luchar por nuestro derecho a la vida

africasemillasLa Vía Campesina — Declaración Africana sobre Semillas Campesinas

Nosotros, campesinos y campesinas de África que formamos parte de La Vía Campesina, nos hemos reunido del 12 al 14 de noviembre en Zimbabue, en el Centro de Permacultura de Fambidzanai, para comentar y preparar nuestro trabajo en defensa de las semillas campesinas africanas y en contra de los ataques perpetrados en la actualidad por empresas e instituciones.

Para nosotros, campesinos y campesinas que producimos a pequeña escala, las semillas son la base de la vida. Forman parte esencial de las culturas creadas por las generaciones anteriores y sirven para transmitir los conocimientos adquiridos por las comunidades campesinas de todo el mundo. Asimismo, se integran en un proceso constante de creación y renovación. Las semillas campesinas son patrimonio de todas las comunidades de campesinos y campesinas que las utilizan para alimentar al mundo. Son la base misma de nuestra soberanía alimentaria.Sin semillas, la autonomía de los campesinos es imposible. 

En estos momentos, está en juego el futuro de las semillas campesinas. A lo largo de los últimos 20 años, las empresas multinacionales han ido aumentando el control que ejercen sobre las semillas. Como resultado, la diversidad de las semillas está desapareciendo a pasos agigantados y se ha puesto en riesgo el acceso a las mismas por parte de las generaciones futuras.

En nuestro continente se están intensificando los ataques contra los sistemas de semillas tradicionales y los derechos de los campesinos. Nos encontramos en un momento crucial en el que esta amenaza para nuestra autonomía adopta diversas formas.

Rechazamos la introducción de tecnologías en el marco de la revolución verde.Este paradigma se basa en gran medida en la uniformidad y privatización de las semillas, así como en insumos externos y contaminantes. Se trata de una tentativa más por parte de las multinacionales para hacerse con nuestros mercados. Como africanos, nos negamos a ser el nuevo juguete del agronegocio y rehusamos convertirnos en esclavos de las empresas a través de sus semillas. Estas semillas uniformes crean una dependencia para los campesinos y no ofrecen ninguna garantía de que los ingresos y los rendimientos serán superiores. Se están imponiendo los transgénicos a campesinos y consumidores que ni los quieren ni los necesitan.Rechazamos también las semillas «suicidas» diseñadas genéticamente para ser estériles. Son inmorales, peligrosas y, además, destruyen nuestra capacidad para conservar las semillas tras la cosecha.

Rechazamos de plano los derechos de propiedad intelectual sobre organismos vivos, tal y como están establecidos en la UPOV y en otras leyes injustas. En especial, rechazamos la entrada en vigor de aquellas leyes sobre semillas que criminalizan la vetusta práctica campesina de replantarlas e intercambiarlas. Aquí se incluyen las nuevas normas aprobadas en África por mediación de ARIPO (Organización Regional Africana de la Propiedad Intelectual), COMESA (Mercado Común para África Oriental y Meridional) y SADC (Comunidad de Desarrollo del África Meridional).

La asignación del dinero procedente de donantes a la promoción del agronegocio y la revolución verde está convirtiendo a algunas ONG y a determinados donantes en meros proveedores de servicios para las multinacionales.

En África, los campesinos constituyen alrededor del 80% de la población.Producimos la gran mayoría de los alimentos que germinan. Ya es hora de que se nos consulte a la hora de elaborar políticas que nos afectan directamente. Nos negamos a que nos excluyan. Nos hemos comprometido a dar voz a los productores a pequeña escala en estas cuestiones que nos atañen de forma directa.

Reconocemos el papel protagonista de las mujeres en la conservación, la selección y el intercambio de semillas. Son ellas quienes velan por nuestros conocimientos tradicionales.

Tras los debates que hemos mantenido, nosotros, campesinos y campesinas dedicados a la producción sostenible a pequeña escala, hemos acordado las siguientes exigencias:

– respeto para los derechos de los campesinos a sembrar, conservar, vender e intercambiar las semillas;

– procesos de consulta y participación para cualquier negociación sobre políticas de semillas, registro de patentes sobre organismos vivos y derechos de propiedad intelectual;

– prohibición de los transgénicos en los campos y en los alimentos;

– protección de las semillas campesinas locales y tradicionales frente a la biopiratería y la contaminación genética; y

– políticas en favor de la soberanía alimentaria.

Nosotros, campesinas y campesinas de África que nos dedicamos a la producción sostenible a pequeña escala, estamos decididos a reclamar nuestro espacio y conseguiremos aumentar la visibilidad de nuestro trabajo en el campo. Seguiremos aunando fuerzas y ampliando nuestras bases. Resistiremos y defenderemos nuestras semillas.

Además, llevaremos a cabo las siguientes acciones:

– impartir formación e intercambiar conocimientos a nivel político y práctico;

– difundir información en colaboración con nuestros aliados;

– concienciar y movilizar para poder influir en las políticas;

– elaborar materiales en el idioma local de nuestros miembros; y

– recopilar los conocimientos tradicionales para preservar y procesar las semillas.

 

En defensa de nuestras semillas campesinas y de toda la humanidad…

¡Globalicemos la lucha!¡Globalicemos la esperanza!

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