A la llegada de los españoles, (inicios del Siglo XVI), la Honduras actual estuvo habitado por cerca de 400 mil originarios/as. Pero, sólo unas décadas después, los hijos del África remplazaban a los originarios exterminados por la peste y los trabajos forzados en las minas. Honduras esperará hasta finales del siglo XIX para recuperar su nivel demográfico del siglo XVI, pero las y los indígenas serán recluidos como minorías incómodos.
En la actualidad, según fuentes extraoficiales, cerca del 20% de la población hondureña es indígena (incluyendo a garífunas, misquitos y creoles), distribuido en 8 pueblos (Lenca, Maya Chorti, Tawaka, Pech, Tolupa, Garífuna, Misquito y Creol).
Estos pueblos sobrevivieron en resistencia, por cerca de dos siglos, al apartheid social, político, cultural y religioso de la Honduras republicana. Sin tierras, sin lenguas, sin dioses/as, sin ropas, nos dejaron una lección de resistencia sin precedentes.
De un tiempo a esta parte es impresionante ver la reconstitución territorial e identitaria de estos pueblos de la Tierra, vencedores de la humillación, exclusión y etnofagia estatal mestizo. La actitud resistente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPIHN) y la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), frente al golpe y al régimen sucedáneo, son sólo el reflejo de la vocación resistente de los pueblos originarios.
Contagiados con el renacer de los pueblos milenarios del Continente, desde la década de los 90 del pasado siglo, los pueblos indígenas y negros de Honduras se organizaron alrededor de agendas sociales inmediatas como tierra, salud y educación, pero con mínimos logros.
Organizaciones indígenas como COPINH y OFRANEH, superando las demandas locales, platean la refundación de Honduras con autodeterminación para los pueblos indígenas y negros. Del mismo modo, los pueblos indígenas de la Mosquitia demandan su autonomía para preservar, según dicen ellos, la biósfera del Río Plátano y la Madre Tierra.
COPIHN es la única organización que cuenta actualmente con una propuesta concreta para los contenidos de la nueva Constitución Política de Honduras, construida y consensuada en asambleas locales. La Asamblea Nacional de los Pueblos Indígenas, encabezada por OFRANEH y COPIHN, con la participación activa de todos los pueblos indígenas de Honduras, es la única iniciativa seria y legítima que impulsa construcción de propuestas para la refundación de Honduras de abajo hacia arriba.
Como se puede ver, los pueblos indígenas de Honduras están en resistencia, no sólo desde hace dos años, sino desde más de cinco siglos atrás. Son los pioneros en la construcción asamblearia de propuestas para la refundación del país. Sin embargo, siguen ninguneados en las estructuras nacionales y departamentales del Frente. Mucho menos se les presta la debida atención dentro del movimiento del Frente. ¿Por qué será?
En la última asamblea nacional del FNRP (Tegucigalpa, febrero 2011), una compañera negra, reconocida dirigente, a nivel nacional e internacional, fue increpada públicamente por un mestizo citadino en resistencia sólo porque no representaba a una unidad territorial. Si las y los indios aún no tienen territorio ¿a qué unidad territorial debería ella representar?
Para la asamblea nacional del FNRP, el 2010, la dirigencia del FNRP asignó un solo cupo para los pueblos indígenas Honduras, ¿a cuál de los 8 pueblos le correspondía aquel cupo?
Con todo esto, y mucho más, los pueblos indígenas y negros del país, continúan y seguirán en resistencia. Soñando y haciendo camino, juntas y juntos, hasta ver el clarear del nuevo amanecer que sus ancestros y divinidades les prometieron. Después de todo, se constituyen en la reserva ética y sapiencial para reinventar este ingrato país que jamás les reconoció mérito alguno, aunque sobre sus cenizas se emuló el Estado nación hondureño.
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