Sobre comunicación y cambio climático

Tadeu Breda

El periodismo en general trabaja con lo concreto, con lo tangible, con lo que ha ocurrido o que tiene fecha exacta para ocurrir: los hechos, los eventos, los acontecimientos. De ahí saca su fuerza discursiva – y mucho de su verdad.

Al revés, los efectos devastadores del cambio climático sobre la vida en la Tierra – y sobre los seres humanos – siguen siendo una previsión: aunque estén cada vez más basados en estudios e investigaciones científicas, todavía no se sabe con exactitud cuándo o cómo va a ocurrir y atingirnos.

¿Por qué las personas en las metrópolis latinoamericanas le tienen tanto miedo a la violencia urbana y no suelen importarse con el cambio climático? Me parece una buena pregunta, porque con los atracos podemos convivir – y de hecho con ellos convivimos diariamente – pero hay serias dudas sobre si resistiremos al calentamiento global.

Una hipótesis puede ser la cercanía con los hechos: no veo ni siento cómo los gases de efecto invernadero que salen de mi carro reaccionan con los elementos químicos de la atmósfera para producir el cambio climático, pero sí me robaron en la esquina el otro día – y a mis amigos, mis familiares…

Otra hipótesis: el bombardeo informativo. Cuando la prensa quiere definir la agenda de debates públicos y la opinión pública, o cuando asume como importantes para sus intereses algunas ideas y valores, suele mantenerlos constantemente en el noticiero. En Ecuador, la violencia urbana es uno de estos temas que están siempre en los titulares. Otro asunto, más reciente, es la libertad de prensa.

Además de la prensa, los gobiernos también suelen recurrir al bombardeo informativo cuando desean moldear el debate público. Nuevamente, para el caso ecuatoriano, la libertad de prensa es un buen ejemplo.

El bombardeo informativo quizá sea una buena estrategia para alcanzar a la gente sobre la importancia y los efectos del cambio climático. Mismo porque es una de las principales características de los medios de comunicación – y de su relación con los gobiernos – el autoalimentarse constantemente: una declaración del gobierno genera reflejos en la prensa, y un artículo de la prensa genera reflejos en el gobierno; reportajes de la televisión acaban repercutiendo en periódicos, radios y revistas y viceversa.

Pero, ¿existe alguna posibilidad de que los medios comerciales – los que tienen gran alcance social – y los gobiernos hagan un bombardeo informativo dirigido a los peligros del cambio climático?

Ya quedan pocas dudas de que el cambio climático ha sido causado por el modelo económico de desarrollo adoptado por los seres humanos. Tanto gobiernos como medios de comunicación, que al fin y al cabo son empresas, están completamente inmersos en las “reglas del juego”.

¿Podrían romper con el sistema? ¿Tendrían interés en hacerlo? ¿A cambio de qué? ¿De una previsión apocalíptica que, por más basada que esté en investigaciones científicas, no se sabe con exactitud cuándo y cómo va a ocurrir?

Las tragedias naturales: inundaciones, incendios forestales, sequías, tormentas tropicales. Si es que las vemos como resultado del cambio climático – y, por consecuencia, de la acción humana – la ciencia no logra establecer entre ellos una relación directa de causa y efecto. Sobre todo porque los países que más sufren en general no son los que más emiten gases de efecto invernadero.

Quizás la comunicación del cambio climático sí pase a ser más efectiva cuando el calentamiento global finalmente afecte al grueso de la población – que vive en las ciudades y en regiones costeras. Si, por ejemplo, una gran porción de hielo de la Antártida se despriende y provoca una elevación instantánea del nivel de los océanos.

La violencia urbana es eficaz en cambiar radicalmente el comportamiento de las personas porque, además de estar muy cercana a la gente, también provoca miedo y paranoia. Eso hace con que el riesgo de atracos sea real, demasiadamente real. En cambio, el cambio climático no se siente, no se escucha, no se ve en la esquina.

Puede ser que sigamos aceptando al modelo económico de desarrollo mientras él siga beneficiando, en el corto plazo, a más gente que las que perjudica.

Ecuador, como pocos países del mundo, sintieron en la piel – o, más bien, en la selva – los peligros de la extracción petrolera para los seres humanos, los animales, el medio ambiente y las culturas tradicionales.

El ejemplo de Texaco en Shushufindi – ciudad que dista 10 horas de Quito – parece no haber sido suficiente para que el gobierno y el pueblo se convenza de que explotar petróleo en la Amazonía no es un buen negocio para el país: ahora viene la minería y, si la Iniciativa Yasuní-ITT no logra recaudar recursos internacionales, la región será explotada.

¿Por qué?

Hay otras prioridades más urgentes: sacar el país de la pobreza en que se encuentra desde cuando fue creado. Dentro de las “reglas del juego”, del modelo económico de desarrollo, el crecimiento económico es una necesidad para los países emergentes. Tras la crisis, el crecimiento también se ha vuelto una necesidad impostergable a los países europeos.

Sólo el empleo, la producción y el consumo hacen girar los engranajes de la economía actualmente.

Otra vez: la pobreza y el desempleo son una realidad presente; el cambio climático, una realidad prevista – o una previsión real.

Es el papel del periodismo posibilitar una visión amplia – nunca parcial – de los problemas que decide abordar. El cambio climático, por su fuerte componente científico y lejano a la realidad de la mayoría de la gente, es de los asuntos más complejos. Es transversal: incluye política, economía, cultura, ciencia… ¿Cómo hablar de tantas cosas y a la vez hacerse entender?

Mi apuesta personal: el periodismo narrativo e interpretativo.

El valor del periodismo literario no está en “informar” (presentar los hechos, el esquema del priodismo tradicional) sino en “comunicar” (que es una relación más profunda con el lector, que lo involucra en la noticia desde lo reflexivo-emotivo y no solamente desde lo puramente receptivo-acumulativo que suyace tras el hecho de sólo informarse).

Si hoy existe a escala global la tendencia a “consumir” noticias, del mismo modo que se consume cualquier otro tipo de mercancía, de manera acrítica, sin implicación profunda de los lectores, ni procesamiento emotivo-intelectual que desemboque en una identificación y reacción ante los sucesos que se le presentan, es justamente por la imposición y despliegue de este modelo universal de sólo facts, sólo hechos, bajo una pretendida objetividad que oculta los verdaderos intereses y las agendas no visibles de los medios.

La supervivencia del periodismo hoy, de la figura del periodista (con formación y experiencia) como mediador entre la realidad y el lector de la noticia, ante el desafío de los nuevos medios, de Internet, del llamado periodismo ciudadano, del periodismo de filtraciones o revelaciones, depende justamente no de hacer desaparecer el modelo informativo, sino de equilibrarlo con el despliegue de este otro modelo del periodismo, llamémosle aún literario, que entra en lo que el acontecimiento tiene de específicamente humano. Porque de eso se trata: de un periodismo que cale en lo humano, y no hay nada más humano que el hecho de contar la “Historia” como “historia”, como aquello que involucra a todos, a cualquier ser humano.

— Rafael Grillo, docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, en la Gaceta de Cuba

Pero es muy probable que, aplicado al tema del cambio climático, el periodismo narrativo, igual que el comercial – es decir, que la comunicación en vez de la información –, vaya a atingir y provocar cambios de comportamiento solamente en las personas que están dispuestas a comprender el tamaño y la urgencia del problema.

Todos aquí seguramente conocemos a gente muy bien informada sobre las implicaciones del efecto invernadero, del gasto exagerado de energía, del consumismo etc. pero que, aún así, siguen con el mismo padrón de vida – o con un padrón todavía más insostenible, gracias al reciente crecimiento económico de nuestros países.

¿Cómo lo ven? ¿A qué se debe? ¿Falta de información? ¿Falta de interés? ¿Desconocimiento de las reales implicaciones del cambio climático sobre la vida en la Tierra?

Claro que existen personas – no sé cuántas – que realmente no saben qué es cambio climático, calentamiento global, gases de efecto invernadero o combustibles fósiles. Aún así, estos temas y conceptos han sido tratados intensamente por todos los medios de comunicación, incluso las televisoras, desde que el IPCC publicó su Cuarto Informe de Evaluación, el 2007.

Entonces, ¿por qué sigue siendo un tema lejano a la gente?

Así regresamos al comienzo de la discusión. He la invitación para aportar ideas que rompan a este círculo vicioso.

Reflexiones ofrecidas a los participantes del taller ¿Cómo se comunica el cambio climático y la transición hacia otro modelo de desarrollo?, realizado el 4 de julio del 2012 en la Facultad Latino Americana de Ciencias Sociales (Flacso) en Quito, Ecuador, por iniciativa del Centro Ecuatoriano de Derecho Ambiental (Ceda)

http://www.latitudesul.org/2012/07/17/sobre-comunicacion-y-cambio-climatico/

Deixe um comentário

O comentário deve ter seu nome e sobrenome. O e-mail é necessário, mas não será publicado.