Realización: Ana Garduño / Gloria Muñoz Ramírez
México. “Despedimos a nuestros dos hermanos, pero nuestro dolor no es de desesperación. Este dolor lo estamos convirtiendo en reflexión y en acciones para que llegue la justicia, la democracia y la paz verdadera”, señala Salvador Campanur, de la comunidad purhépecha de Cherán.
El pasado 12 de julio el pueblo entero de Cherán, enclavado en la meseta purhépecha de Michoacán, enterró a Urbano Macías y Guadalupe Gerónimo, dos comuneros secuestrados y posteriormente asesinados por talamontes del rancho El Cerecito. Hoy, declara Campanur, “el pueblo tiene dolor, pero no hay depresión, sino una rabia muy digna”.
El 15 de abril de 2011, los comuneros de Cherán se levantaron contra los talamontes quienes, en complicidad con el gobierno, asolaban a la comunidad saqueando su madera y ya habían desmantelado el 80 por ciento de los bosques (15 mil de sus 20 mil hectáreas). A partir de ese día la comunidad emprendió su autodefensa y en febrero de 2012 consiguieron el reconocimiento oficial de sus autoridades a través de un Concejo Mayor.
El hostigamiento, sin embargo, no ha cesado, ni la tala, pues los comuneros no alcanzan a vigilar la totalidad de los bosques. A lo largo de estos 15 meses de resistencia y autoorganización han sido asesinados 13 comuneros por el crimen organizado, incluyendo a Urbano Macías y Guadalupe Gerónimo, quienes fueron interceptados el domingo 8 de julio, cuando se dirigían a su parcela a cuidar a sus animales.
Cansados ya de tanta impunidad, los comuneros decidieron en asamblea una serie de movilizaciones para “exigir justicia”, por lo que el 13 de julio tomaron las casetas de cobro de San Ángel Zurumucapio y Zirahuén, de la autopista Siglo XXI, impidiendo que se cobrara el peaje a los automovilistas.
Con las movilizaciones, advierte Campanur, “queremos que el gobierno del estado entienda que queremos seguir dialogando. Se trata de visibilizar el dolor y la rabia que tenemos, que ya le paren y que no nos sigan atacando. Que si el gobierno no puede con ellos o está con ellos, que lo manifieste abiertamente”.
Sobre las declaraciones del gobierno estatal que ubican el problema como un conflicto intercomunitario, Campanur aclara que por “su incompetencia quieren hacer creer que se trata de pleitos entre comunidades, pero la realidad es que de un lado está la comunidad de Cherán y del otro está el crimen organizado, los paramilitares, los talamontes, que ya hemos probado que agreden, golpean, desaparecen y matan a nuestra gente. Y también está el mal gobierno, que aplica el desprecio, la discriminación y el olvido, y por eso sospechamos de su complicidad con los delincuentes, pues de lo contrario resolvería el problema”.
“No es verdad”, insiste, “que se trate de conflictos entre comunidades. Como pueblo purhépecha somos hermanos. Cuando hay controversias las resolvemos al modo de nuestra cultura, con diálogo. Cuando se han dado problemas por tierras, no son creados por nosotros, sino por los límites impuestos, pero ahorita no estamos en eso”.
En este contexto, señala el comunero, “exigimos a los gobiernos federal y estatal que intervengan y apliquen la ley de una vez. Lo que queremos es una paz digna y duradera, pues nosotros no estamos agrediendo a ninguna comunidad. Nosotros somos los agredidos por el crimen organizado que opera con la complicidad de los gobiernos, junto con aquellos que quieren hacer cambiar el uso de suelo de nuestro territorio, de monte natural por sembradíos de aguacate”.
Desde abril del 2011 la comunidad mantiene sus rondines tradicionales, fogatas y barricadas en todas las entradas del pueblo, y las autoridades tradicionales acordaron mantener reuniones mensuales con el gobierno estatal para dar seguimiento a su exigencia de seguridad y desmantelamiento de los grupos paramilitares.
Al mismo tiempo, explica Campanur, “la comunidad unida mantiene la faena, donde cada uno tiene un rol, una función y obligación que cumplir. Y de esta manera se está llevando a cabo la seguridad del pueblo, con todos los habitantes de la comunidad, desde un niño hasta el abuelo más grande la comunidad. Así actúa la protección, con nuestras costumbres a las que tenemos derecho”.
En estos momentos, explica el entrevistado desde Cherán, “estamos agotando la exigencia al gobierno para que desmantele los grupos paramilitares que hacen el mal a esta región. Ellos saben quiénes son y en qué comunidades se encuentran: Rancho El Cerecito, Rancho Morelos, Rancho Seco, Santa Cruz Tanaco, Huecate, Aranza, Paracho, Pomacuarán, Capácuaro, San Lorenzo y Nahuatzen. En estas comunidades los partidos políticos crean la imagen de que la solución es a través de ellos. Pero en realidad los partidos llevan a la división, a la desorganización comunitaria y su idea es desaparecer nuestra cultura”.
“Queremos agotar la parte gubernamental y también haremos la denuncia en las cortes internacionales. Esto no es un asunto de partidos ni un enfrentamiento entre hermanos del mismo color. El camino que nos dejan es seguir luchando pero a través de los modos de nuestra cultura para brindar a nuestro pueblo la seguridad, la libertad y la paz digna y verdadera”, advierte.
Sobre las luchas postelectorales actuales, Campanur reconoce que “que hay otras luchas y por otras vías y nosotros las respetamos. Lo que decimos es que a nosotros nos da vida contra el crimen organizado y el mal gobierno el estar juntos en el camino de la autonomía. Esto es lo que nos ha dado resultados. Con nuestros saberes le estamos dando una respuesta a la crisis del país, pero no podemos decir a los que creen en otras luchas que se conviertan o hagan lo mismo que hacemos nosotros, pero sí decimos que a nosotros nos ha dado resultados, junto con el apoyo de la sociedad civil nacional e internacional”.
http://desinformemonos.org/2012/07/cheran-transforma-el-dolor-en-movilizacion/