Javier Lajo (Desde Lima, Perú. Colaboración para ARGENPRESS CULTURAL)
El terrible atentado del 11 de septiembre en NY, apago con sangre inocente el recuerdo de la inmoral actitud que dejaron los EEUU e Israel pocos días antes cuando retiraron sus delegaciones de la conferencia antirracista de Durban, mientras que Australia y Canadá la calificaron de “hipócrita”. ¿Acaso fue este atentado contra las torres una respuesta “eficaz” e inmediata de los “islámicos” contra los “cristianos” por abandonar la Cumbre? ¿Estamos el “resto del mundo” atrapados en esta guerra “racismo islámico vs racismo cristiano” medio-oriental que ya dura 4,000 años y no tiene cuando acabar?
Es indudable que las raíces ideológicas y culturales de este ‘juego de racismos’ son los causantes de tamaña gresca secular. Los Pueblos Indígenas no tienen porque involucrarse ni tomar partido en un juego tan infantil como intolerante y manido. Obviaremos en este artículo las características contingentes y superficiales de lo que hemos llamado antes “racismo estructural”, como por ejemplo sus caracteres penumbrosos, subliminales, ambivalentes, escalonados, matizados, auto-adictivo, etc. Puesto que estos temas ya son (al fin) de preocupación de intelectuales criollos en el Perú y de seguro que a ellos les hacen mucho más caso, que a nosotros los indígenas, la llamada prensa libre y la opinión pública en general, que en su hiper-racismo son mucho más inconcientes. Reflexionemos ahora de una manera mas profunda, en el terreno de la filosofía sobre el racismo como parte de la estructura mental de la cultura occidental globalizada (cristiana, musulmana, etc.) (mais…)
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