Ginebra – El 20 de octubre, entre las doce y las 14h, más de un centenar de campesinos, miembros de asociaciones y ciudadanos comprometidos se reunieron delante de la UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales) para protestar con motivo del quincuagésimo aniversario de la institución. Su lema era “Por el reconocimiento inmediato del derecho de los campesinos y campesinas a resembrar e intercambiar libremente sus semillas, a protegerlas de la biopiratería y de las contaminaciones por genes patentados. No al dominio de las multinacionales semilleras, al COV de 1991 y a toda forma de patente sobre plantas, partes de plantas, sus genes o sus procesos de obtención”.
Se plantó un árbol delante de la institución para simbolizar el estatus de observadores que tienen en la actualidad los campesinos. Los campesinos y campesinas mostraron su determinación mediante la escenificación del “kata de la houe”. También se distribuyeron bolsitas de semillas “ilegales” que se sembraron en los alrededores con el fin de ilustrar las causas de la lucha campesina. Las personas que aceptan dichas semillas son consideradas hoy en día”receptadores”. Pierre Vanek, Philippe Sauvin (solidaritéS) y Anne Mahrer (Vert), candidatos a las elecciones federales, están entre los que han aceptado las bolsitas de semillas.
“En lo que se refiere a las semillas, la situación es intolerable para los campesinos desde hace mucho tiempo, y existe el riesgo de que empeore aún más. El problema aquí planteado atañe en realidad a toda la sociedad, puesto que el tema del acceso, la libre reproducción y el intercambio de semillas por parte de los campesinos es la única forma de evitar que las multinacionales, a través de la UPOV, se apropien y privaticen por medio de las semillas toda la cadena alimentaria, y por tanto, los seres vivos”, ha declarado Pierre-André Tombez, del sindicato agrario Suisse Uniterre.
El derecho de los campesinos y campesinas a resembrar y a intercambiar sus semillas criollas es no obstante indispensable para la adaptación de los cultivos a los cambios climáticos y para la adaptación local, que permite reducir el uso de abonos y pesticidas químicos. Es este derecho el que garantiza la seguridad del stock de semillas, y por ende, la seguridad alimentaria.
“Los campesinos y campesinas siempre han guardado una parte de su cosecha para resembrarla e intercambiarla entre ellos. Lo quiera la UPOV o no, van a continuar haciéndolo. De ello depende el futuro de la agricultua, del campesinado y de las generaciones futuras. El derecho a guardar, sembrar e intercambiar las semillas constituye la base para la realización de la Soberanía Alimentaria”, ha añadido Josie Riffaud, del Comité de Coordinación de ECVC (Coordinadora Europea Vía Campesina).
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