Los asesinados son los culpables

Por Luis Miguel Modino, em Periodista Digital

Las relaciones entre el gobierno brasileño y los pueblos indígenas del gigante sudamericano se están volviendo cada vez más complicadas y la solución se ve cada vez más lejana. En este conflicto, la Iglesia Católica, a través del CIMI (Consejo Indigenista Misionero, por sus siglas en portugués), junto con otras Iglesias e entidades religiosas y civiles, han tomado partido por los más débiles.

Durante esta semana se han llevado a cabo diversos actos en los que se ha puesto de manifiesto las tropelías llevadas a cabo por el Gobierno Federal y de algunos estados, especial Mato Grosso do Sul, donde el acoso contra los Guaraní-Kaiowá sólo va en aumento y se ha abierto, por parte del parlamento de este estado, una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) contra el CIMI.

Uno de los actos llevados a cabo ha sido la entrevista con uno de los fiscales delMinisterio Público Federal de Campo Grande, capital de Mato Grosso do Sul, en el que se hicieron presentes representantes de las iglesias luteranas, presbiterianas, católica (representada por el Arzobispo de Campo Grande, Monseñor Limas Lara Barbosa y miembros de la Comisión Pastoral de la Tierra y Cáritas Brasileña), batista y del candomblé (religión tradicional de origen africana), así como la Red Ecuménica de Juventudes y el Centro de Estudios Bíblicos. El objetivo de la reunión era mostrar el desacuerdo, como Iglesias, ante la violencia a la que se están viendo sometidos estos pueblos indígenas, queriendo ser voz de aquellos que no son escuchados.

El propio representante del Ministerio Público Federal reconoce la falta de capacidad del estado brasileño para resolver el problema, quedándose perplejo con la reacción debuena parte de la sociedad brasileña, que considera normal la muerte de un indígena, cuando en realidad se está hablando de un ser humano víctima de una violencia injustificada.

En los mismos términos se han expresado los representantes de la Conferencia Regional de Política Indigenista, reunidos en Salvador, Bahía, quienes muestran su solidaridad con el CIMI, investigado por parlamentarios relacionados con los terratenientes y con empresas denunciadas por escándalos de corrupción. Como reconocen en una nota emitida, el CIMI siempre estuvo del lado de los empobrecidos del país, especialmente los pueblos indígenas, llegando en algunos casos a dar la vida por ellos, como sucedió, entre otros muchos, con el jesuita español Vicente Cañas, cuyo proceso judicial, que juzgó su asesinato, ha sido reabierto recientemente.

Por eso, esta comisión de investigación no deja de ser una tentativa de intimidar y querer callar la boca de quien se atreve a defender a los pueblos indígenas. Al contrario, lo que piden es que una comisión de investigación sea abierta para analizar el genocidio llevado a cabo contra los pueblos indígenas, pues sólo en el estado de Mato Grosso do Sul, en los últimos doce años, han sido asesinados 390 indígenas y se han suicidado casi 600.

Las denuncias también se han dirigido contra el Presidente de la Cámara de los Diputados,Eduardo Cunha, investigado en las últimas semanas por crímenes de corrupción, entre los que se incluyen cuentas secretas en bancos suizos y gran aliado de los enemigos de los indígenas. Estas denuncias han sido protocoladas en la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA), en consecuencia del hecho de haber mandado encerrar en una sala sin ventanas del Congreso Federal y apagar las luces y el aire acondicionado, a líderes indígenas que pacíficamente reclamaban las continuas violaciones de sus derechos que vienen sufriendo.

Especialmente duras y proféticas han sido las palabras de Monseñor Roque Paloschi, obispo de Roraima y Presidente del CIMI, quien en un acto ecuménico en Campo Grande recordaba la figura del escritor austriaco Franz Werfel, perseguido por los nazis y expulsado de su tierra por causa de su origen étnica, para referirse a la persecución contra los Guaraní-Kaiowá y el CIMI. El referido escrito publicó una novela que tenía por título: “No el asesino, los asesinados son los culpables”.

Esa es la situación por la que están pasando los pueblos indígenas brasileños, históricamente masacrados, y quienes les defienden. A través de subterfugios legales se pretende acabar con los derechos adquiridos a lo largo de muchos años de luchas. Intereses políticos y económicos están siendo colocados por encima del derecho a la vida y ante esa situación, el presidente del CIMI deja bien claro que si se calla, “las piedras gritarán”.

Más informaciones en cimi.org.br.

Enviada para Combate Racismo Ambiental por Haroldo Heleno.

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