Por Norberto Ovando*
5 de agosto, 2011.- Si no era bastante con la polémica construcción de la central hidroeléctrica de Belo Monte, en el río Xingu, llamada a ser la tercera mayor del mundo, el Gobierno de Brasil ha comenzado a dar los pasos para construir el no menos controvertido Complejo de Tapajós, un conjunto de seis hidroeléctricas que recorrerá el valle de los ríos Tapajós y Jamanxim, en el estado de Pará, una región que alberga el mayor conjunto de áreas protegidas de todo Brasil.
Doble discurso
Qué interesante sería que el Gobierno de la República Federativa del Brasil, presidido por la Sra. Dilma Vana Rousseff, se ponga de acuerdo entre lo que dice y lo que hace.
En su página http://www.brasil.gov.br/ , sección Medio Ambiente, dice; “El compromiso con la conservación del medio ambiente y el uso responsable de los recursos naturales representa una manera de garantizar la calidad de vida de la población y valorar todas nuestras riquezas para las generaciones futuras”.
La reciente información del actual gobierno brasilero,anunció que inundará 200.000 hectáreas de selva y que tiene como proyecto inmediato reducir el área de tres unidades de conservación, entre ellas el Parque Nacional de la Amazonía, el más antiguo de la región. Así la Amazonía perdería cerca de 80.000 hectáreas de sus áreas protegidas naturales.
Un estudio de las Naciones Unidas indica que hubo un progreso en algunas regiones y ecosistemas específicos, destacando el liderazgo de Brasil en la creación de áreas protegidas, considerada uno de los principales instrumentos en la conservación de la biodiversidad. Según el informe, alrededor del 75% de los 700 mil km2 de unidades de conservación creadas en todo el planeta desde 2003 están en Brasil.
El Presidente del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), Rómulo de Mello, dijo “que las áreas protegidas fueron creadas de modo apresurado y están lejos de representar áreas efectivamente protegidas y resguardadas de la destrucción”.
El paraíso del capitalismo salvaje
Para desarrollar la construcción del Complejo Tapajós, en su totalidad compuesto por seis usinas hidroeléctricas, el Gobierno Federal del Brasil decidió reducir el tamaño de cinco Unidades de Conservación (UCs) en la cuenca del río Tapajós, en el estado de Pará. La información fue divulgada por el Instituto Socioambiental (ISA). La decisión afectará los parques nacionales del Amazona y de Jamanxim, 27.500 hectáreas de los Bosques Nacionales Itaituba I y II y el área de protección ambiental (APA) del Tapajós.
El área que dejará de contar con protección ambiental es rica, no solo en biodiversidad, sino también en lo cultural. Para el Arqueólogo Eduardo Góes Neves, profesor de la Universidad de São Paulo (USP), uno de los profesionales más respetados del mundo cuando se habla de arqueología amazónica, aseveró que,“La construcción del complejo en el río Tapajós es extremamente preocupante, ya que entre otras pérdidas se destruirán valiosos sitios arqueológicos”.
Maria Lúcia Carvalho, gestora del Parque Nacional del Amazonas aclaró que, “Los lagos creados por las represas inundaría parte del mosaico de unidades de conservación, los sectores más afectados son parte de áreas donde se encuentran las mejores áreas protegidas, las que se verán impactados por la deforestación y afectará la tierra de varios grupos indígena como los Munduruku, Ash, Saí Cinza y Apiacás”.
Las represas transforman “Los ríos vivos en ríos muertos” y los embalses de las represas suelen inundar extensos territorios, sumergiendo naturaleza, pueblos y culturas.
El complejo Tapajós no cumple con las exigencias que piden las comunidades amazónicas, un modelo económico verdaderamente sostenible, ya que no está priorizando el hombre o el medio ambiente en que viven, sino los beneficios económicos.
Aporte al calentamiento global
El Dr. Ivan Lima y su equipo del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, calcularon que las grandes represas del mundo (las que miden más de 15 metros) emiten anualmente 104 millones de toneladas métricas de metano desde la superficie del embalse, las turbinas, los vertederos y los ríos corriente abajo.
Este cálculo implica que las emisiones de metano de las represas, como una actividad humana, aportan al menos el 4% al total del calentamiento. Implica también que las represas son la principal fuente antropogénica de metano, siendo responsables de casi una cuarta parte de todas las emisiones de metano provocadas por actividades humanas.
Coincidentemente, una investigación del Instituto Catalán de Ciencias del Clima las represas hidroeléctricas o embalses concluye que estas contribuyen al cambio climático.
El proceso se produce porque en el fondo de las represas que se encuentran en áreas tropicales se acumula vegetación muerta, que al descomponerse esta materia orgánica genera una emisión de metano que sale a la superficie.
Estas emisiones representas alrededor de 1,6 % de emisiones de gases de efectoinvernadero a escala mundial o la suma de 18 millones de toneladas de metano generadas por los 186.500 km cuadrados de agua embalsada en la zona tropical.
Esto demuestra que la producción de energía hidroeléctrica no es inocua para el medio ambiente sino que tiene efectos sobre el.
Participación y ética
La participación de los pobladores amazónicos en las decisiones sobre la región es otro de los aspectos éticos que deben tenerse en cuenta.
También deben reconocerse los derechos de las especies vivientes a subsistir y a desarrollarse.
Es un principio ético básico el que la especie humana no puede asignarse el derecho divino a eliminar especies que jamás podrá volver a crear. Para esto el establecimiento de áreas protegidas de diversas categorías debe ser una preocupación importante.
Los movimientos sociales están en contra de la construcción de estas centrales hidroeléctricas (USINAS) a causa de los impactos ambientales y sociales desastrosos e irreversibles para la región. Significarán la muerte de los ríos Teles Pires y Tapajós.
Conclusión
El futuro de la Amazonía depende del compromiso de hermandad entre los pueblos de todos los países de la cuenca Amazónica y del mundo.
Los pobladores de la Amazonía, reclaman no sólo mayor justicia sino también la no destrucción de sus recursos.
Ante la creciente presión del ser humano sobre los recursos del planeta, un sistema eficaz de áreas protegidas es la mejor esperanza de conservación de ecosistemas, hábitats y especies.
“Cada vez que se tala un bosque, se viola una forma de vida, se pierde un idioma, se elimina una forma de civilización, se comete un genocidio” Rigoberta Menchú Tum– Premio Nobel de la Paz
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*El profesor Norberto Ovando es Presidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN) y experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (siglas en inglés WCPA) de la UICN y forma parte de la Red Latinoamericana de Áreas Protegidas (RELAP).
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