“Yo presencié el dictado de la vergonzoza sentencia de la Corte de Casación de Roma”

Por Mariano Acevedo*

Como presidente de AS.AR.E.A. (Asociación Argentina de Expuestos al Amianto) y junto con muchas otras organizaciones hermanas, fui invitado a presenciar el dictado de la sentencia que debía pronunciar la Corte de Casación de Roma, última instancia donde había acudido el dueño de ETERNIT, Stephan Schmidheiny, en su intento de revertir los dos fallos condenatorios anteriores,  de primera y segunda instancia, esta última emitida por el Tribunal de Apelaciones de Turín donde se determinó con abrumadora prueba la responsabilidad de Schmidheiny de quien el Presidente de la corte turinense llegó a comparar su estrategía dañadora, con las acciones de Hitler al deportar judíos a Madagascar de 1939 a 1941.

Sentado cómodamente en la Corte de Casación de Roma, y como profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, sentía como un privilegio el poder presenciar un hecho histórico como sería la inevitable ratificación de las condenas dictadas, ahora,  por este prestigioso tribunal de un país del cual todos hemos aprendido el Derecho.

Comencé a sorprenderme no gratamente, al escuchar que el  procurador general de la Corte de Casación de Roma Francesco Iacovello, por medio de extraños argumentos formalistas y de una serie de tecnicismos no sustanciales, se iba aproximando a proponerle al Tribunal que las condenas ya dictadas contra Schmidheiny por la muerte de miles de personas con prueba abrumadora en su contra, debían ser dejadas sin efecto por el instituto legal de la prescripción. Decía el procurador que si bien era de toda “Justicia” condenar a Schmidheiny, debía prevalecer una norma formal y procedimental como es la prescripción. Afortunadamente cerró su alocución sin tapujos ni mentiras. Frontalmente dijo en forma textual que ante un conflicto entre “El Derecho” y “La Justicia” debía prevaler el primero, que ironía,  el edificio sede de la Corte de Casación se conoce, justamente,  como Palacio de “Justicia”.

La Corte siguió la propuesta del Procurador General y absolvió a Schmidheiny. Un escándalo jurídico se había consumado y nada más y nada menos que en un tribunal de semejante envergadura y prestigio mundial.

Es que no puede siquiera pensarse y hasta es un absurdo, que puede presentársele a un Juez una disyuntiva entre “Justicia y Derecho” ya que si por medio de este último no se llega a una solución de justicia, no sería Derecho. Aceptar la argumentación de que el Derecho Positivo se debe aplicar aún cuando se admite que no supera el paso por el tamiz de la Justicia, es abrir la puerta a que cualquier ley, aún una discriminatoria, deba prevalecer por el sólo hecho de ser considerada “Derecho”. Una sentencia basada en esta premisa es casi un sofisma, es una sentencia que penosamente se descalifica a si misma. La Corte de Casación de Roma ha perdido una oportunidad histórica de hacer Justicia en un caso de tremenda violación a los derechos humanos como es el de las víctimas de Casale Monferrato, y lo ha hecho a través de una sentencia que nos averguenza.

Como una primera interpretación de por qué asumieron esa postura el procurador general y  la Corte,  saltó a mi memoria lo que decía el jurista Erich Danz[1] quien afirmaba que para temas trascendentales como La Justicia y El Derecho, no debe haber espacio para la glorificación de conceptos artificiales que genera el orgullo de muchos juristas que fallan desdeñosamente contra el sentimiento jurídico del pueblo porque así lo exige el concepto que ellos mismos se inventan y al que llaman “lógicamente necesario”; y si el profano se lleva las manos a la cabeza, aterrado ante un sentencia, le despachan con una sonrisa de superioridad diciéndole:  “¡Que sabes tú de esto!”.

La segunda posible interpretación es menos jurídica, menos moral, pero lamentablemente me suena mas cercana a la realidad,  y es que los millonarios y poderosos logran impunidad aún en casos de escandalosos crímenes como el de Casale Monferrato, pero ¡cuidado!,  los comunes, los familiares de las víctimas no están solos. Ese día los acompañamos ciudadanos, también comunes, de más de diez paises y tres continentes distintos. Y lo seguiremos apoyando incondicionalmente con todos los que ya se avizora que se sumarán a esta causa.

 ¡¡La lucha continúa!!

 Dr. Mariano Acevedo es Presidente de AS.AR.E.A. – www.asarea.org.ar; [email protected].

[1] Danz, E., “La interpretación de los negocios jurídicos”, traducción F. Bonet Ramón, Madrid, 1955, pág. 128.

Enviada para Combate Racismo Ambiental por Fernanda Giannasi.

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