Según informe de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC)
Servindi – Según el último reporte de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) en lo que va del año han muerto 48 niños originarios colombianos por falta de acceso a la salud y desnutrición sin que el Estado tome cartas en el asunto. Los pueblos más afectados son el Emberá Katío y el Wayúu.
El factor principal que incidió en los lamentables decesos es la carencia de vías de comunicación óptimas para facilitar la atención médica regular de los infantes, además de la ineficiencia de las políticas de atención temprana del gobierno.
Desde el mes de enero a setiembre, 45 niños cuyas edades estaban en el rango de 0 a 8 años fallecieron por enfermedades comunes y calificadas como prevenibles, mientras que 3 perdieron la vida por una desnutrición severa.
Por otro lado, el informe de la ONIC denuncia la trata ilegal de personas que año tras año golpea a los nativos del país sudamericano; esta vez 13 adolescentes indígenas fueron raptados por organizaciones ilegales.
Al respecto, el documento especifica que 10 jóvenes comuneros del pueblo Awá, 2 jóvenes del pueblo Muruy y un integrante del pueblo Wayúu fueron privados de su libertad por fines de explotación de toda índole.
Además, el informe refleja la acrecentada problemática del desplazamiento de los nativos que se ven obligados a abandonar su territorio por una serie de abusos y atrocidades. La cifra de afectados en 2014 es de 2819 indígenas.
Entre las comunidades que más padecieron los desplazamientos figuran los Embera Dobida, Embera Katío, Nasa, Nukak, Zenú y Siona.
Las cifras del 2013
Las cifras de desnutrición y muerte del 2013 no fueron para nada alentadoras, pues según la Fundación Agencia de Comunicaciones Periodismo Aliado de la Niñez, el Desarrollo Social y la Investigación (Pandi), 1 de cada 4 niños nativos murieron antes de cumplir los 6 años.
A su vez, esta institución también alertó que el 70 por ciento de estos niños padece de desnutrición crónica.
Cabe señalar que la ONIC identificó el años pasado un total de 66 pueblos indígenas colombianos en alto riesgo de desaparición a mediano plazo por una serie de problemas como la grave situación de mortalidad infantil que los aqueja.