Colombia y Perú afrontan el reto de hacer visible a la población indígena y afrodescendiente

Foto: Jonathan Hurtado / Servindi
Foto: Jonathan Hurtado / Servindi

Por Milton López Tarabochia

Servindi, 12 de junio, 2014.- La mañana del segundo día de las Jornadas de trabajo y reflexión sobre el derecho a la información: pueblos indígenas en los Censos y estadísticas de Perú se dedicó al intercambio de experiencias sobre el proceso del Censo Nacional de Población y Vivienda en Colombia, que se realizaría el 2016.

El evento tuvo un distinguido panel de invitados colombianos y fue convocado por la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas (ONAMIAP), con el respaldo y participación de las instituciones que conforman el Pacto de Unidad de Organizaciones Indígenas del Perú.

El conversatorio se desarrolló en el auditorio de la Confederación Nacional Agraria (CNA) y se desarrolló gracias al auspicio de la Fundación Ford, que desde hace años viene contribuyendo a los procesos de inclusión en los censos en diversos países de la región.

El conversatorio tuvo entre sus participantes a la especialista Fabiana del Popolo, responsable de proyectos sobre Población Indígena y Afrodescendiente del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE-CEPAL).

La experiencia afrocolombiana

Sebastián Villamizar, sociólogo y geógrafo del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia) sostuvo que la discriminación racial incursiona y atraviesa la auto identificación negra afectando el auto reconocimiento de los afrodescendientes en Colombia.

En particular, para la experiencia colombiana, las variables étnico-fenotípicas y el uso de las alternativas: negro-mulato; afrodescendiente; blanco, ayudó a incrementar el porcentaje de representatividad negra en las estadísticas, afirmó Villamizar.

Si se compara las respuestas entre el penúltimo y el último censo la opción “ninguno de los anteriores” disminuyó de 85 al 10 por ciento.

Ello permitió identificar que la vulnerabilidad es mayor en las poblaciones con el color de tez más oscuro, quienes mostraron mayores carencias en temas de educación y salud” indicó.

“América Latina debe despertar, ya no podemos esperar más”

Wilson Herrera, representante de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), expuso la experiencia de su participación en la elaboración del Censo Nacional 2016.

Su inclusión se debió a la presión indígena sobre el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), con el que se debatió en el primer Encuentro de Censos y Demografía.

“La comunidad indígena en Colombia no recibe 400 millones de pesos solo por no ser contados en los censos. Esto es un problema mayúsculo”, expresó Herrera.

Entre las deficiencias identificadas al trabajar junto al DANE, Herrera observó que “tenemos un atraso cartográfico de 40 años, ríos con otros nombres y carreteras que ya no existen”.

Ante el problema de trabajar con material de un país que ya no existe, que ya no es real, la ONIC vio la oportunidad de recrear la situación con “la lógica de entender al otro, sus cosmovisiones”.

Con este concepto la ONIC logró, entre otros logros, incluir censistas y coordinadores indígenas en el proceso de preparación censal.

Sin embargo, el mayor éxito fue el acuerdo de la Consulta Previa y la Concertación del Tercer Censo Nacional Agropecuario, cuyos datos son acogidos tanto por el Estado como por los indígenas, ya que “con la información uno tiene gobernabilidad del territorio”, expresó Herrera.

El presidente de Colombia Juan Manuel Santos piensa lo mismo, ya que erige el Tercer Censo Agropecuario como un avance, más aun en época electoral, comentó Gonzalo de Francisco de Newlink Communications, institución que implementa la “Estrategia de Comunicaciones para la incidencia de las instituciones involucradas en el proceso”.

“No se tiene éxito solo porque se tiene la razón”, comenzó de Francisco su exposición.

“La estrategia busca el apoyo de aquellos actores que todavía no se deciden si apoyar o no la causa de la autoidentificación indígena y afrodescendiente, y la aplicación de políticas diferenciales para sus poblaciones” argumentó.

El mensaje estratégico está formulado con claridad: “Como un derecho fundamental y para que las políticas públicas de Colombia tiendan a disminuir la exclusión, todo censo oficial tiene que representar la realidad de las minorías étnicas”.

“Nadie quiere ser negro en un país cuando el negro es lo malo”

“Nadie quiere ser negro en un país cuando el negro es lo malo” afirmó Jader Gómez, especialista del Proceso de las Comunidades Negras (PCN) de Colombia.

“Uno de los objetivos de la comunidad negra en Colombia es eliminar la discriminación racial”, para esto se necesita de la representación censal, porque “no sabemos exactamente cuántas personas esclavizadas vinieron de África y esto repercute en las estadísticas actuales”.

Con las cifras adecuadas la comunidad negra podría argumentar frente al Estado las necesidad de su población.

“Ha cambiado la Constitución, pero no la institucionalidad”, reclamó Gómez, remarcando que la sociedad colombiana no ha repensado su manera de ver al afrodescendiente.

“Si lo que dice la Constitución del 91 se cumpliera, no tendríamos que hacer movilización social; esto indica la poca visión multicultural que realmente existe” precisó.

Por último, repasó los dato de los diferentes censos que se elaboraron en Colombia en relación a la comunidad negra. En 1912 había 322,499 afrodescendientes, que era gente esclavizada. En 1993 hubo la constitución multicultural, y la población fue de 502.343, y se les reconoció como “sujetos de derechos”.

En el censo 2005, en donde participaron, aumentaron a más de 4 millones, puntualizó Gómez.

Para finalizar y ante el contexto electoral que se vive en su país afirmó que “ningún partido político en Colombia representa la reivindicación étnica”.

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