Orientaciones a comunidades y organizaciones de base que se relacionan con empresas…

protesta-minera-huaral… vinculadas a los recursos naturales

Por Rodrigo Arce Rojas* – Servindi

Existen diversas situaciones que describen las relaciones entre comunidades y organizaciones de base que se relacionan con empresas vinculadas a los recursos naturales (de aquí en adelante hablaremos genéricamente de empresas). En algunos casos se desarrollan relaciones colaborativas y en otros casos relaciones conflictivas. Las relaciones conflictivas podrían tipificarse como conflictos de resistencia o conflictos de convivencia que fundamentalmente tienen que ver con distribución y redistribución de recursos.

Así como se desarrollan las relaciones comunitarias desde el lado empresarial es necesario avanzar en propuestas que permitan a las comunidades y organizaciones de base manejar sus relaciones con las empresas. En ese sentido el presente artículo pretende motivar al diálogo y el debate para que las comunidades y organizaciones de base cuenten con enfoques conceptuales y herramientas en tal dirección. Es necesario por tanto promover procesos participativos desde las comunidades y las organizaciones de base para esta construcción colectiva. Este artículo sólo tiene carácter motivacional y las ideas presentadas no tienen que asumirse como verdades sino tópicos a revisar, reflexionar, enriquecer, reformular o rechazar. Corresponde a las propias comunidades y organizaciones de base tomar posición al respecto.

Para facilitar nuestra discusión en este artículo vamos a diferenciar comunidades de organizaciones de base. Entendemos como organizaciones de base aquellas organizaciones de carácter social o político más cercanas a la comunidad a la que sirven.

Para abordar nuestra discusión vamos a establecer algunas premisas básicas que nos ayuden en nuestro propósito. En tal sentido reconocemos las siguientes:

  1. Objetividad: que implica, hasta donde sea posible, buscar honestamente ser consecuente con la realidad.
  2. Buena fe: los planteamientos alcanzados son construidos en base a principios de equidad, justicia y sostenibilidad sin ningún tipo de interés subalterno
  3. Diversidad: reconocemos los diferentes aspectos de la realidad y tratamos de no caer en sobregeneralizaciones o subestimaciones
  4. Respeto: se valora a todos los actores, organizaciones e instituciones independientemente de sus posiciones e intereses. Cualquier crítica u observación se hace desde una perspectiva constructiva.

Ahora ya estamos listos para entrar en materia.

Para poder analizar las relaciones con las empresas primero habría que conocerlas un poco más. Un elemento que aparece de inmediato es el hecho que no todas las empresas son iguales. Mientras algunas aún mantienen prácticas social y ambientalmente irresponsables, otras tratan de cumplir las leyes exigidas por las autoridades. Incluso hay empresas que van más allá de lo que exigen las leyes. Otras mantienen una actitud dual tratando de cumplir cuando hay exigencias y tratando de evadir si las leyes y las autoridades lo permiten.

Aún cuando falta mucho por recorrer para erradicar las relaciones abusivas contra comunidades y el ambiente. Es innegable que la situación no es la misma que hace 20 años. Estos avances son producto de las propias luchas de las organizaciones locales y sus aliados, la sociedad civil y los propios de maduración interestatal y estatal que han ido dando mayor peso a temas ambientales y de derechos humanos.

Solo por citar algunos ejemplos se señala que en agosto de 2003, la Subcomisión de las Naciones Unidas para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos aprobó las Normas de la ONU sobre las Responsabilidades de las Empresas Transnacionales y Otras Empresas Comerciales en la Esfera de los Derechos Humanos (conocidas también como las Normas de la ONU). Existe un representante especial de la ONU sobre estas cuestiones.

Así mismo, existe el Pacto Global de las Naciones Unidas que consta de 10 principios: 1) Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos proclamados a nivel internacional; 2) No ser cómplice de abusos de los derechos humanos; 3) Las empresas deben respetar la libertad de asociación y el reconocimiento de los derechos a la negociación colectiva; 4) Las empresas deben apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción; 5) Las empresas deben apoyar la erradicación del trabajo infantil; 6) Las empresas deben apoyar la abolición de las prácticas de discriminación en el empleo y la ocupación; 7) Las empresas deberán apoyar el enfoque preventivo frente a los retos medioambientales; 8 ) Las empresas deben fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental; 9) Las empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente; y 10) Las empresas deben trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluyendo la extorsión y el soborno.

Se cuenta además con principios de la Iniciativa de Transparencia en las Industrias Extractivas (EITI). Entre otros, se mencionan los siguientes principios: 1) Compartimos la opinión de que el uso prudente de la riqueza de recursos naturales debería ser una fuerza motriz importante para el crecimiento económico sostenible que contribuya al desarrollo sostenible y a la reducción de la pobreza. Sin embargo, si no se administra adecuadamente esta riqueza, puede producir efectos económicos y sociales negativos; 2) Afirmamos que está dentro del dominio de los gobiernos soberanos el proceder a la administración de la riqueza de recursos naturales en beneficio de los ciudadanos de sus países, de modo que se promuevan los intereses de su desarrollo nacional; 3) Reconocemos que los beneficios de la extracción de recursos se producen en forma de flujos de ingresos en el curso de muchos años y que pueden depender en gran medida de los precios.

También es importante tener en cuenta que algunas empresas adoptan voluntariamente sistemas independientes de certificación ambiental como ISO 14000 que están orientadas a la gestión del medio ambiente. Su finalidad es producir la menor cantidad de daños posibles sobre el ambiente, protegiéndolo de esta manera de las actividades humanas. Por su parte ISO 26000 considera: derechos humanos, prácticas laborales, medio ambiente, prácticas justas de operación, asunto de consumidores, participación activa y desarrollo de la comunidad. La gobernanza es un tema transversal (decisiones, políticas). Esta norma no es certificable. Hay que señalar que INDECOPI tiene una norma peruana basada en ISO 26000. También existe un sistema de gestión certificable en Responsabilidad Social basadas en ISO 26000 (basado en SR10).

Por su parte, el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM) considera derechos humanos, biodiversidad, pueblos indígenas, principios voluntarios, resolución de conflictos, etc.

Tanto el Banco Mundial como el Banco Interamericano de Desarrollo cuentan con políticas operacionales que consideran salvaguardias ambientales y sociales que los Estados y empresas que interactúan financieramente con estas entidades multilaterales se comprometen a cumplir.

Desde el lado del Estado también se están realizando esfuerzos. Así por ejemplo no sólo se cuenta ahora con un Ministerio del Ambiente sino también con la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad de la Presidencia del Consejo de Ministros que favorece el diálogo y la transformación de los conflictos. Para mejorar la confianza en la realización de los Estudios de Impacto Ambiental, aspecto que ha generado gran controversia, se ha creado el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (SENACE). El SENACE, es un organismo público técnico especializado adscrito al MINAM, creado mediante ley aprobada en diciembre del 2012, tiene a su cargo la revisión y aprobación de los estudios de impacto ambiental detallados (EIAd). El SENACE forma parte de un esquema de gestión ambiental por cuatro elementos que son el político a cargo del Ministerio del Ambiente, el de fiscalización que en este caso encarna el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). Asimismo, dentro de este modelo se cuenta con un sistema de información integrada y la autoridad ambiental que se encargará de la aprobación de los Estudios de Impacto Ambiental detallados, es decir el SENACE.

Ahora bien, con todos estos instrumentos se podrían pensar que ya todo está resuelto pero lamentablemente no es así. Existen muchos factores que explican esta situación y que es importante conocer para ver cómo se revierten. Como se ha dejado expreso algunos de estos instrumentos son de carácter voluntario y otros de carácter obligatorio, algunos procesos ya están en curso y otros están en plena construcción. Uno de los grandes problemas para que muchas de estas medidas no se cumplan refiere a la débil gobernanza e institucionalidad. Cuando existe baja calidad en la información o simplemente no existe o no está accesible, cuando no hay suficientes niveles de transparencia, cuando la lucha contra la corrupción es débil o ausente, cuando existen problemas de representatividad y legitimidad de actores en procesos de diálogo, cuando no existe una cultura de diálogo, cuando hay baja coordinación a todo nivel, cuando los instrumentos de planificación no se implementan o se implementan mal, todos estos factores no ayudan a que todos los sistemas creados puedan emplearse efectivamente.

Pero no todo es negativo. El hecho que el II Congreso Internacional de Relaciones Comunitarias haya puesto como punto central el diálogo y la concertación como herramienta de desarrollo es una gran señal. Las experiencias de acuerdos producidos en mesas de diálogo y concertación, las experiencias de monitoreo ambiental participativo, las experiencias en generación de mecanismos alternativos para uso de agua por parte de empresas extractivas, entre otras iniciativas, dan luces que algo nuevo está surgiendo. El reconocimiento expreso que las empresas ya no quieren hablar de relaciones comunitarias sino de gestión social, el hecho que la Responsabilidad Social Empresarial sea visto ahora más como un enfoque de creación de valor compartido más que una estrategia de relacionamiento, dan luces que hay una nueva actitud respecto a cómo se interrelacionan empresas y comunidades.

Hemos señalado que los actores no son homogéneos y esto hay que tomarlo en cuenta. La inconsistencia, la dualidad, la ambigüedad, las tensiones internas están en todos los actores y esto también alcanza a las comunidades y las organizaciones de base. Para superar esta situación y mejorar las estrategias y prácticas de relacionamiento con las empresas podemos alcanzar, a modo de agenda inicial, los siguientes aspectos:

  • Prepararse y asesorarse mejor para participar en mejores condiciones en los procesos de diálogo. No baste el sentir y el parecer, también hay que mejorar la capacidad y fuerza argumentativa. Eso implica también tener en claro cuál es el proyecto educativo de la comunidad y las organizaciones para invertir en talento humano.
  • Mejorar los mecanismos de coordinación local, regional y nacional entre organizaciones locales. Mejorar los mecanismos de información y comunicación para conocer lecciones aprendidas de otros procesos y experiencias exitosas de relacionamiento.
  • Conocer los alcances de los instrumentos nacionales o internacionales a los que de manera voluntaria u obligatoria están comprometidos las empresas. Estos instrumentos cuentan con elementos que bien pueden ser usados en los procesos de interlocución y sustentación argumentativa.
  • Superar una visión transaccional de las relaciones (que implica “cuánto te doy y cuánto me das”) para pasar a una relación transformadora. Para ello es importante que las comunidades y organizaciones de base cuenten con sus planes comunales y tomen en cuenta los planes de desarrollo a nivel distrital, provincial y regional.
  • Mejorar los mecanismos de control social para evitar y erradicar la corrupción a nivel de algunos dirigentes que ceden ante los ofrecimientos de las empresas.
  • Hay que fortalecer las capacidades de diálogo y apostar por la generación y consolidación de liderazgos transformadores (de hombres y mujeres) que sean más democráticos, participativos y transparentes.
  • Desarrollar capacidad de diálogo entre todos los actores involucrados, superando una visión endógena (hacia adentro de la comunidad) y con capacidad de abordar los temas regionales y de país. Temas como seguridad hídrica, seguridad energética, conectividad, entre otros, anteriormente no estaban en la agenda pero los procesos de globalización generan otros escenarios.
  • Avanzar hacia la reafirmación cultural con capacidad de diálogo intercultural.
  • Superar una cultura del asistido que cifra esperanzas únicamente en los apoyos externos. Es importante reconocer el poder que tiene la comunidad para constituirse en un socio estratégico y activo de desarrollo.

Estas son sólo algunas ideas para el diálogo y el debate.

Bibliografía:
EITI, 2009. NORMAS DE LA EITI con la Guía de Validación. Oslo, 56 p.
Recursos:
Pacto Global.
ISO 14000.
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* Rodrigo Arce Rojas es ingeniero forestal. Su correo es [email protected]

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