“La peor arma de exterminio de los pueblos indígenas en Colombia es el hambre”: ONIC

León Darío Peláez / SEMANALuis Evelis Andrade, presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

Por María del Pilar Camargo, periodista de Semana.com

Luis Evelis Andrade, presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia, habló con Semana.com sobre la mortalidad infantil por desnutrición. Asegura que los indígenas fueron abandonados por el Estado y llama la atención a las EPS étnicas.

Cuántos niños indígenas han muerto por desnutrición en el país es una pregunta sin respuesta. Así lo reconoce Luis Evelis Andrade, presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), quien señala las causas de la problemática y plantea las soluciones a lo que llama “el arma silenciosa”, el hambre.

En diálogo con Semana.com, el consejero mayor de la ONIC recuerda que aunque la Corte Constitucional planteó el riesgo de exterminio para más de 20 pueblos indígenas, su organización extiende la amenaza a más de 60 comunidades.

En su criterio, entre las principales causas de la inseguridad alimentaria que viven los indígenas están la falta de políticas de protección y atención, la intervención de los megaproyectos y el conflicto armado.

Semana.com: ¿Cuántos niños indígenas en Colombia mueren por no estar bien alimentados?

Luis Evelis Andrade: No existe un perfil epidemiológico o un registro que dé cuenta sobre cuántos niños indígenas mueren por efecto de la desnutrición en distintas regiones del país. Es una lástima. Esto se debe a que los niños no salen de sus territorios o no son registrados en el sistema oficial.

Semana.com: ¿Y por qué la ONIC no ha adelantado un estudio?

L.E.A.: No hemos podido hacer un estudio porque si el estudio lo hace una organización siempre lo ven como sesgado o cargado de ideología, o cuando los estudios se piensan hacer y se busca develar esta situación, a las instituciones no les gusta.

Semana.com: ¿A qué se debe la inseguridad alimentaria que viven los indígenas?

L.E.A.: La Corte Constitucional señala que el riesgo obedece a la falta de políticas de protección y atención. Al abandono del Estado.

Semana.com: ¿Y cuál es su opinión?

L.E.A.: El conflicto armado y las políticas de desarrollo han impactado los territorios y la vida de los pueblos indígenas. Los territorios, que han proporcionado la alimentación y un ambiente sano, se han reducido con la intervención de las empresas extractivas y sus megaproyectos. Creemos que hacia el futuro, si no se toman medidas claras, los pueblos indígenas van a desaparecer.

Semana.com: ¿A qué se debe el exterminio de los pueblos indígenas?

L.E.A.: Las peores guerra y arma de destrucción y exterminio de los pueblos indígenas en Colombia son el hambre y la desnutrición. Parece que hubiera una estrategia deliberada de condenar a los pueblos indígenas a estas situaciones para que se exterminen. La desnutrición es un problema de salud pública. Si las personas sufren desnutrición no podrán tener la posibilidad de desarrollarse física y sicológicamente. Sin comida, para qué educación y un territorio.

Semana.com: ¿Cómo afecta el conflicto armado la seguridad alimentaria?

L.E.A.: La desnutrición tiene un mayor impacto negativo en los pueblos indígenas que el conflicto armado.

Aunque no puedo negar que la violencia profundiza y agrava la inseguridad alimentaria, no creo que la guerrilla se oponga a que les den comida a los indígenas y se instrumenten programas de nutrición con los niños. Si hay amenazas a los funcionarios, se buscan las inmediaciones.

Son más los niños que mueren en el año por hambre y falta de atención de salud en enfermedades curables y prevenibles que por efectos de la guerra.

Semana.com: Pero los actores armados han impedido a los indígenas seguir con prácticas de subsistencia…

L.E.A.: Sí. Por eso esperamos que el conflicto armado termine, los violentos dejen de tomar los territorios indígenas como escenarios de guerra y los indígenas puedan ejercer la práctica de la caza, la pesca y la siembra de cultivos.

En el caso de los indígenas Awá, aunque la prioridad es fortalecer la seguridad alimentaria de sus pueblos, la insurgencia siembra minas antipersonal en los caminos y son los niños las principales víctimas. Casi todos los niños han caído en la búsqueda de algo para comer.

El cese del conflicto puede contribuir a la solución, pero el Estado debe invertir más en la población infantil.

Semana.com: Además de la inversión, usted insiste en la carencia de una política pública…

L.E.A.: Se debe instrumentar una política orientada a garantizar la vida de los pueblos indígenas. Si el Estado; el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), y los ministerios del Interior, Protección Social y Cultura no toman las medidas ni asumen una responsabilidad clara para atender a las comunidades indígenas, será la institucionalidad la responsable del genocidio que pueda ocurrir. Para mí es un genocidio por la forma como está ocurriendo, sobre todo en un Estado pluricultural, multiétnico y que protege la diversidad.

Semana.com: La Corte Constitucional amparó a determinados pueblos indígenas. ¿En qué consiste la orden del alto tribunal?

L.E.A.: La Corte exige para esas comunidades la aplicación de programas de garantías y planes de salvaguarda étnica.

Semana.com: ¿Cuáles son los departamentos más vulnerables?

L.E.A.: Si usted camina en la Sierra Nevada, ve niños koguis y arhuacos que caminan por la calle. El solo semblante le permite saber, sin usted ser médico, que ese niño tiene un problema y es desnutrición.

En la Orinoquía y la Amazonía se encuentran niños desnutridos. También en Casanare, Arauca, Meta y Vichada. No hay programas reales para garantizar que esos niños salgan de esa situación, donde se fortalezcan la seguridad y la soberanía alimentarias. El Estado colombiano no está cumplimiento. Los programas dispuestos no alcanzan a resolver los problemas de las comunidades indígenas.

En Chocó, según un reporte reciente de la Fundación Santa Fe de Bogotá, quienes padecen mayor grado de desnutrición son los niños indígenas, que presentan estándares iguales a los registrados en África, Somalia y Etiopía.

Semana.com: ¿Qué opinión le merece el trabajo del ICBF?

L.E.A.: La institución siempre se inventa excusas para no llevar los alimentos e incumplir con la asistencia a los pueblos indígenas. Cuando no es la distancia es la seguridad.

El Estado debe generar las condiciones. Valoramos que el ICBF haya querido adaptar sus programas con pertinencia cultural, pero no han logrado superar ese reto. Es un problema de adecuación institucional.

Semana.com: ¿A qué se refiere?

L.E.A.: El Estado sigue pensando como antes de 1991, como una institución que funciona para la gran urbe. Se inventan programas que no funcionan porque los crean pensando desde su escritorio. Deben tener en cuenta la multiculturalidad y la diversidad. Deben entender que los indígenas tienen sus sistemas de autoridad, con los cuales el Estado debe trabajar.

En Casanare, Vichada y Meta, se producen riqueza y petróleo. Mi pregunta es por qué hay seguridad para las grandes empresas y no hay garantías para que el ICBF pueda instrumentar programas de seguridad alimentaria, recuperación de cultivos y otras formas que permitan a las poblaciones tener un nivel nutricional básico.

Semana.com: ¿Qué responsabilidad tienen las entidades promotoras de salud (EPS) indígenas sobre la desnutrición infantil?

L.E.A.: Las instituciones prestadoras de salud (IPS) y las entidades promotoras de salud (EPS) indígenas deberían dedicarse a estudiar el fenómeno. No les conviene decir que los niños están muriendo por desnutrición porque son atendidos por ellos. Lo que funciona es el negocio.

Cuando los indígenas van a las EPS no tienen el dinero para conseguir los medicamentos. Van a hacer brigadas y consultas, pero no entregan la medicación.

Las EPS indígenas como Manexka EPS, Pijaosalud EPS, Mallamás EPS o Dusakawi EPS, son un reto de investigación para las autoridades indígenas. ¿Ellos qué hacen frente a la desnutrición? ¿Reportan los casos?

http://www.semana.com/nacion/peor-arma-exterminio-pueblos-indigenas-colombia-hambre-onic/175279-3.aspx

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